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ENTRETENIMIENTOS
tes todas permanecian sanas, haciendo un
esfuerzo para coger al tirano , rompió
fa–
cilmente las cadenas , y volvió á parecer
mas libre que nunca. El amor á la patria
tomó una nueva fuerza., y nuestros pa–
dres hicieron prodigios dé valor, y magna-
nimidad.
'
No me cansaré de volveros á decir, mi
querido Aristias, que la Política juzga de
las enfermedades por las costumbres , co–
mo la Medicina por
el
pulso. Aunque Pi–
sistrato fuese un tirano, como enviado por
toda la cólera de los Dioses , esto es , que
temiese hacerse aborrecible por las vio–
lencias: que ocultase con destreza el yugo
que quería imponer: que obrase con una
fingida dulzura ; y que se cubriese baxo la
máscara de la justicia , y bien público , no
pudo ni engañar , ni cansar la firmeza de
nuestra R epública. P or
el
contrario , aun–
que
los
treinta tiranos , á que nos conde–
nó Lisandro
á
obedecer , fuesen monstruos
odiosos, no hubiese derecho sagrado para
ellos , derramasen torrentes de sangre ,
y
en una palabra, aunque sus abominables
excesos llevasen
á
nuestros padres á la des–
esperacion ,
inspirándoles alguna virtud;
oprimida,
é
infeliz Athenas solo supo llo–
rar ,
y
temer, porque entonces no tenía–
mos costumbres, porque Pericles nos ha-
bia