I/'Z
ENTRE'TENIMIENTOS
Virtuosos como por instinto, antes de ha–
ber sabido establecer leyes propias para
contener
á
los Ciudadanos en los límites
de la subordinacion, y afirmar la autori–
dad de los Magistrados, sin que estos pu–
diesen abusar de ella , pa'r.ecia que los ha–
bitantes de la Ciudac\, de la costa ,
y
de
la montaña estaban siempre dispuestos
á
venir cada dia
á
las manos , para decidir
á
quien pertenecia el poder soberano ;
y
con
todo (
I)
jamas
fué
manchada la plaza pÚ·
plica con su sangre. Nuestros padres de–
xaron al fin esta situacion ;
y
tan hones–
tos,
y
generosos eran entonces los odios,
que sacrificó cada partido sus esperanzas,
y
resentimientos al bien público: se con–
vino en pedir leyes
á
Solon, prometiendo
obe·
(1)
Los habitantes de las montañas querian que se estable–
ciese en Athenas
1:1
pura Democracia: los de Ja llanura la
ilristocracia ; mientras que los Ciudadanos, que es1aban esta–
blecidos en la costa , deseaban con mas sabiduría que los
otros , que se biciera un mixto de estos dos Gobiernos. Eran
J20bres entonces los A1henienses : no tenian luxó, ni conocían
mas artes que las útiles. Nada prueba mejor sus buenas cos–
tumbres , que el sacrificio que cada partido hizo de sus intere–
se<; particulares al bien público, tomando á Solon por árbitro,
Juez ,
y
Legislador.
Si se hace memoria de la vida de Solon por Plutarco , no
se admirará el poco caso que parece hace Phocion del Legis–
lador de su patria. Nos ha conservado Plutarco algunos re1a–
:zos de las poesías de Solon, en que los placeres, y el deseo
de ellos son ponderados de un modo poco conveniente á un
sabio. Segun se cree se babia dado
á
ellos en su juvcnrud, y
en la vejez
á
la ociosidad, y deleytes de la mesa, y música.
Ganado por las c:uicias de Pisistrato, aband()nÓ los intereses
de