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ENTRETENIMIENTOS

bicion , el orgullo , y la vanidad. Son hor–

rorosas por su naturaleza: preparan al alma

para ser injusta;

y

abandonadas á sí mis–

mas , llevan

á

los inas abominables excesos.

No obstante , algunas veces en mJnos de la

Política vienen

á

ser emük cion , amor á

la

gloria , prudencia , finneza , y heroismo.

Pero para ver obrar estos milagros, es pre–

ciso que los Ciudadanos no estén entera–

mente corrompidos por la avaricia , el pla–

cer, la pereza,

y

los <lemas vicios, que en·

vilecen el alma. Temed, querido A-ristias,

no se apresure la ruina de la República

sirviéndoos de estas pasiones, si no hallais

antes el arte de inspirarlas un género de pu–

dor , y asociarlas á alguna virtud , que las

atempere, y dirija.

Un Médico habil no aplica

el

mismo

remedio á todos los males. El Piloto de

nna nave desplega,

ó

recoge sus velas quan–

do corresponde: ya huye de la costa , y ya

se acerca : aquí echa

la

áncora ,

y

allí cami–

na con sonda en la mano , y en otra parte se

abandona á los vientos. Del mismo modo

el hombre de Estado conforma siempre su

conducta á la diferencia de las situaciones

en que se halla: sondea las playas de su Re–

pública : mas atento á la malignidad de los

siotomas de cada enfermedad, que á los ac–

cidentes mas,

ó

menes violentos, que pro-

du-