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ENTRETENIMJENTOS
galantería
á
ser trabajadores, disciplinados,
y
obedientes, triunfaría n felizmente de los
soldados de Filipo, que tiene la indiscrecion
de querer que haya buenas costumbres en su
campo.
Lo mismo sucedería o!>eSpectivamente en
quanto
á
nuestros Senaclorcs , y J\IIagístrados;
p orque es evidente, que en concediéndoles
á
proporcion de su mérito algun derecbo
en el pudor de las mugeres, seria un medio
infalible de atraerlos
á
la integridad m ages–
tuosa, que debe formar el caracter de los
Magistrados. Sin duda que el tiempo, que
emplean hoy en seducir bellezas, seria en
adelante consagrado al servicio de la Repú–
blica,
y
que una sabia emulacion .... ¿Pero
hablamos seriamente, querido Aristias? ¿Es
p osible que se conozcan tan poco los efec–
ros de la liviandad, que ablanda el corazon,
é
irrita el espíritu, para que queramos ha–
cer de ella el principio de la magnanimidad,
y
prudencia? ¿No se sabe quan inconstan–
tes son ,
y
quanto fatigan Jos placeres , que
halagan nuestros sentidos? H ay una edad
en que son incógnitos, otra en que serian
trabajosos; y en el intermedio de estas dos
edades
es
el
amor una embriaguez , que tur–
ba continuamente la razon.
Por las pasiones que hieren inmediata–
mente nuestros sentidos, nos hacemos se–
me-