D·E PHOCION.
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y que nuestra razon solo ha de vencerse de
la .verdad?
E stoy viendo, Aristias, que quereis que
la muger mas bella fuese la recompensa del
hombre mas valiente , justo ,
y
prudente;
pero considerad. 't¡'l!:anta fuerza daria seme–
jante ley
á
la mas imperiosa pasion, enemi·
ga del orden, y que no se sabe reprimir.
¡No ha sido el ptimer cuidado de todos los
Legisladores poner reglas al amor? De esto
han nacido en todos los Pueblos las santas
leyes del matrimonio. Aunque quiso Pla–
ton , que fuesen comunes las mugeres en su
República,
¡
quantos requisitos ,
y
aun si
cabe honestidad, no puso en esta especie de
excesos? ¡No es su objeto separar el cora–
zon de todo particular afecto, para atraerlo
mas estrechamente al E stado? Sin duda que
nuestros padres nada entendian de esto. Es–
taban ciegos , pues
á
pesar de sus buenas
costumbres ,
y
de sus bellas acciones en Ma–
rathon, Salamina ,
y
Platea, me pesa que
Temistocles,
y
Pausanias, en lugar de las
recompensas con que en nosotros se honra–
ba el valor, hayan hecho publicar
á
la cabe–
za de sus exércitos, que el mas valiente
Griego tendria por premio
á
la mas bella
muger de su patria. ¡Qué tardamos en pro–
poner este admirable exemplar? Prepara–
dos nuestros soldados por las ideas de la
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ga-