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ENTRETENIMIENTOS
te rnonstruoso vicio de que os hablo, pro–
duce o tros mil, que son otros tantos alia–
dos, auxiliares,
ó
guardas, que velan en su
custodia,
y
seguridad ,
y
sobre estos debe
caer vuestro principal esfuerzo. Poned es–
pías á las
circunstanci~vgrables
para vues–
tra empresa. Ya notareis
á
la debilidad ,
y
prodigalidad , de que manchan la reputa–
cion, y ya envilecereis
el
luxó, y quizá lle–
gareis algun dia á hacer reglamentos, que
poniendo límites á la industria, y la avari–
cia, harán desapa recer en la fortuna de los
Ciudadanos la desproporcio11 enorme, que
corrompe á todos igualmente, aunque por
·diferentes vicios.
Siguiendo despues, Aristias, en la cul–
tura de las virtudes el orden que os he ma–
nifestado , vereis caer los vicios mas perni–
ciosos á la Sociedad; porque nada es mas
opuesto á la avaricia , que la templanza. El
amor al trabajo destruye la pereza : el de Ja
gloria, y el temor á los Dioses aniquilarán
el instinto baxo , y grosero, -que impide
á
todo Ciudad3no vicioso buscar su felicidad
p articular en la pública.
Pero es preciso confesar , que hay tiem–
pos en que por prudencia se ha de renun–
ciar este
méto.do. D ebe entonces la Política
destruir el vicio por
la
virrud que está me–
nos remota del Pueblo, y no por aquella,
que