DE PHOCION.
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descubrir el caos en que se halla encubierta.
Nada olvideis: tantead todos los medios
para corregir de sus vicios
á la
República:
no perdais un instante, que es el peligro ur–
gente , si algvno de vuestros enemigos ha·
empezado
á
to1~r.
alguna virtud. He temi–
do
á
la Grecia: he esmdo mas inquieto que
nunca sobre la suerte de Athenas, quando
he visto
qu~
la industriosa ambician de
Fi·
lipo acostumbraba los Macedonios
á
la
tem·
planza, al trabajo ,
á
la
paciencia, y disci· .
plina.
¿Ha llegado la República
á
amar sus
('
¡;?.)
obligaciones? Pues procurad aun hacérselas
amar mas. Jamas descanseis; porque no des·
cansan las pasiones, que teneis que combatir.
Nunca es
el
hombre bastante dichoso; por"
que jamas es suficientemente virtuoso. El
que se detiene en el camino de la virtud , ha
vuelto atras sin percibirlo. No espereis que
se forme una enfermedad en el Estado , para·
traer
á
él el remed:c ; pues quizá en nacien·
do, será incurable. Procurad prevenirla, que
siempre la anuncia algun síntoma. Asegu·
raes, que nuestros mayores enemigos los·
lleva1nos
en
nosotros n1ismos : estas son
nuestras pasiones. Si no conoceis su modo
de caminar sordo , y emboscado, sereis sor–
prehendido, como un General que desprecia •
instruirse de los movimientos de su enemi-
go.