DE PROC!ON.
Athenienses: No sois el mismo Pueblo,
que triunfó en otro tiempo de las fuerzas de
Ja Asia. Me opongo sin cesar á Ja temeraria
Política de Demóstenes : aconsejo la paz;
porque la guerra causaria nuestra ruina: co–
nozcamos nuest"s ·fuerzas, ó, por mejor de–
cir, nuestra debilidall; y supuesto que no
somos los mas fuertes , tengamos la pruden–
cia de ser amigos de los que lo son.
Calló Phocion , despues de haber pro–
nunciado estas úlrimas palabras con un tono
mas baxo que el resto de su d iscurso. Se de–
tuvo un poco, y mirando
á
Athenas, adon–
de nos acercabamos, se ll enaron de lágrimas
sus ojos. i Ah, querido Cleophanes, qué elo·
qüentes son los llantos de un hombre gran–
de! Sois joven, Aristias, dixo Phocion;
y
quieran los Dioses, que no seais testigo de
las infelicidades, que amenazan nuestra pa–
tria : qualquiera que sea el futuro acaeci–
n1iento , armaos
de
una constante
sabiduría:
jamas abandoneis la República: guardadla
desde hoy, dando exemplo de buenas cos–
tumbres
á
una desenfrenada juventud , que
deberia ser la esperanza de Ja parria , y la
pierde. Si algun dia son escuchados vuestros
consejos : si tomais en
la
mano el gobierno
de esre baxel, que hace agua por todas par–
tes, no cuideis a separaros del puerto, ni os
expongais en la mar ancha, sino despues de
ha-