DE PHOCION.
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gos. L os C orinthios, Thébanos , Acheos, y
Athenienses nos mirábamos todos como de
u na patria ,
ó
como je un L ugar, en donde
habíamos nacido ; y unidos así en una com–
placencia general , fué la Grecia nuestra pa–
t ria comun;
y
n~estras
Ciudades, que solo
habian sentido sus miserias,
y
el ruido de
~
armos en medio de sus d ivisiones , for–
maron una República floreciente,
y
capaz
d e triunfar de todas las fuerzas de la Asia.
; O, querido Aristias '.
¿Por qué nos
contemplamos extrangeros fuera de las mu–
rallas de nuestras Ciudades? ¿Por qué hay
estas competencias, estos odios, estas crue-
les
mo sospechada el Romano, que
tenh
algun:ts obligaciones
que cumplir con Jos extrangeros, ignorando lo que se det;iia
á
si mismo,á sus Ciudadanos,y
á
su patria'? Los m:ilcs del Im–
perio er3n
tales,
que
Nerva , Trajano, Antoníno,
y
1\1arco
Aurelio, no pudieron mas que suspenderlos por algun ins1an–
te; pero no comiguieron remediarlhs. Esta-ndo el poder públi–
co en manos de los soh1ados, siempre prontos
á
sacrificar Jos
Emperadores á sus caprichos, no podia esperar ser gobernado
mucho tiempo, sino por los mismos vicios,
y
p:isiones.
Parece
qu~
volvi6 el mundo á su primera barbaridad lue-
~~lri~fio~:;~ ~ra~~r:;~~i; ~~"~~~s~~~~
5
q'u~!~~~~~s deJ-Jl~;b:~
cogido,
y
deshecho las Provincias Romanas, las dividieron
entre ellos mismos: conservaron en sus conquistas las costum–
bres, las leyes,
y
el gobierno, que habian traído de las selvas
de Germania: no podia tener en ellos Jugar alguno el Dere–
cho
de
Gentes , siendo unos hombres , que gustab3n
vi–
vir
del pillage:
el
Chdstianismo que abrazaron,
y
que debia
instruirles en todas las obligaciones de la humanidad, les
cl~xó
en
su prim(!ra ignorancia., porque se COnl\nt:lron
con
creer
sus do'1mas, sin adoptar su Moral : era e.>ta muy sublime para.
unos B.írbaros, que no comenzaban
á
perder un poco de su
feror-i<lad , sino turnando algunos vicios despreciables,
y
buos
de
los vencidos.
Ja·