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ENTR~TENIMIENTOS
barie , podrían no serl.i° tan ventajosos como
creía; y comprehendió, que no hay Esta–
do , que no tenga necesidad de sus vecinos:
entonces comenzamos
á
hacer tratados , y
alianzas:
á
medida de lo que nos aplicamos
en distinguir un vecino d.e un enemigo, se
civilizó la Grecia, se apagaron las sospechas,
y
los odios, y se buscaron las
obligaci~
que impone la naturaleza á las Sociedades:
no quedó incógnito el derecho de las Nacio–
nes: se descubrieron algunas leyes, y co–
m enzó á producir el bien,
el
amor á la pa–
tria , dirigido por algunos principios,
y
uni–
do con algunas virtudes.
Unió
nárquicos,
y
los Aristocráticos , que casi nunca conocen á lo
que se obligan los miembros de una mism:i Sociedad, estan
aun menos dispuestos para saber sus obligaciones respec!o de
Jos ell'.trangeros. En los. Democráticos
la
muhi1ud , que es la
sobenna, es
incons1ance ,
orgullon, arrojada,
y
vengativa.
z.
Quantas pasiones fas ocultarán la verdad, y sus verd:ideros
intereses
1
En las otraStRepúblicas, como Esparta,
y
Roma,
ert donde el poder p\1blico, y la libenad sujeta
á
las leyes,
dan á los Ciudadanos mil virtudes, aun les
ins.pir1
comun~
mente el amor
i
la pa1ria cierta vanidad,
y
grandc'Z.3, incapa·
ces de alianza con 13 práctica de las obligaciones de 13 huma–
nidad para con los extrangeros.
Esrnvieron los Griegos en su ignorancia hasta el tiempo
de Sócrates, que fué el primero de los Filósofos, que aplican–
do la Filosofia á mejorar las cosmmbres, se consid.:ró Ciuda–
dano de iodos los lug:ires donde hay hombres : publicó verda–
des irrefragables,
é
inmortales; pero no est:iba entonces ca–
rpaz
b
Grecia para escucharlas,
y
en1enderlas, habiendo po–
'tlido adoptarlas dos !>iglos antes. Hablaba Sócrates del amor á
b.
humanidad
:í
unos hombres, que no amaban su patria, pues
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1
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gla para su conductCl, que la ambician, 13 avaricia, el temor,
6 el atrevimiento de sus Magistrados,
y
de los Ciudadanos
en-