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ENTRETENIMIENTOS
h acerse temible. En una palabra , jamas pue•
de preveer la Política las variedades d e la
fortuna , ni tod os los daños con que puede
ser amenazada. Por muy poderoso que sea
un E stad o , ¿no ha de asustarle la idea de
los escollos , d e que está cercado, y enseifar–
le , que no puede gozar cte una constante
prosp.eridad ' ni aun
sos:en~rs.e
mucho
tie~
p o, si no traba¡a por su 1ustlcia, su modera–
cion, y beneficencia en hacerse aliados fie–
les , y zelosos ?
Q uerriais , Aristias, adquirir
á
vuestro
amigo la amistad de todo el mundo : si
le
falta alguna virtud, querríais podérsela dar:
¿y
de las Gentes, fondado sobre condiciones arbi1r3rias , no cr:t
distinto del uso recibido,
y
practicado entre Jos Pueblos ins–
trnidos , y que obedeciéndole, jamas se hace
crimin31.
Con
~!~~~~~: q~1~ ~~ar~~~~il~d~n=~:c~~a~'.s%~~r~au:~~f~~: i:ol~~
bido. Se cuidó muy tarde en sujetar las acciones al imperio de
la razon.
Los principios del Derecho N.:nural son
daros,
y eviden–
tes,
y
hnce mucho tiempo que Ja Filosofia, que en \•arios ar–
tes
h.l
hecho grandes progresos, debia no habernos dcxado
que d.;-scar sobre la naturaleza
de
las obligaciones recíprocas
de las· Socied:ides. Algunos Autores, que han trarado e!>m
ma·
teria, lejos
de
buscar
la
verdad,
la
han obscurecido. Unos no
!un creido , que
la
Polhica de algun:!.s Potencias
de
f<:uropa
foes~
injust:'!. , y o:.ros no se a1revieron
á
decirlo. Los escritos
hechos p::
i.rainstruirnos, no han servido mas que p::i.r::i. perpe–
tuar nuestra ignorancia , y preocupaclones. Mientras que se
ignor:rn las leyes , por las que une
h
na1ur::i.lez.a
i
todos los
hombres ,
y
mientras que no se busc::i. otra cosa, que esmble–
cer un Derecho de las Naciones, fasorable
á
la arnbicion, la
avaricia, y
13.
fueru, ¿se puede
~--ensar
con Sócrates, Platon,
Phocion,
y
Ciceron,
que el
amor
de la
p::i.tri:i, subordinado
al
amor de la humanidad, debe temar
á
este por su guia
,ó
expO·
nerse
J.
producir grandes infelicidades?