DE PHOCION.
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var el imperio de Ja Grecia las mismas vir–
tudes por cuyo medio le habian adquirido
en otro tiempo. ¿ Creereis, querido Aris–
tias , que esta Política
les
hubiera sido menos
ventajosa que Ja nuestra, que fué la que
adoptaron ? Si nq_ se hubiera comenzado en–
tonces
á
rczelar a-l: la mala
fe
de Esparra,
y
á temer su ambicion, nos hubieran reducido
tactlmente , corrompiendo á Jos mismos
Aliados, que .irritábamos contra nosotros
por la dureza de nuestra conducta. Porque
esta República había abandonado sus armas,
para defenderse con las nuestras : Jos Grie–
gos vacilantes,
y
sin orden , tan presto se
arrojaron sobre sus
jntereses ,
como abraza–
ron nuestra defensa. De esto se siguieron tan
iguales desgracias .,
y
tantos sucesos infruc–
tuosos durante treinta años. No era esta una
fortuna ciega,
y
caprichosa, de que debía–
mos quejarnos , sino
solos
nuestros vicios,
que eran la causa. Triunf6, en fin, Lacede–
monia, pero no fué por ser superior al nues–
tro su Gobierno : nosotros mismos Je hu–
biéramos oprimido
:í
pesar de nuestra debi–
lidad , si ]as casualidades que se declararon
á
favo r de ella, se hubieran manifestado por_
nosotros.
Despues de habernos humillado., experi–
n1entó una suerte semejante
á
Ja nuestra.
¿Qua!
fué
Ja
causa? E sta misma injusta ,
y
en-