DE PHOCION.
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¡y c6mo creereis, que ama un Ciudadano
su patria, quando lisonjea, y aumenta sus
vicios, y no busca mas que hacerla inc6mo–
da, sospechosa,
y
aborrecible
á
sus vecinos?
Si vuestro amigo os consulta sobre los me–
dios de merecer. la reputacion en Athenas,
y
ganar la estima'cion del público en las elec–
ciones,¿ le aconsejareis, que se manifieste sin
re,
que olvide sus obliga<;iones' que use en
toda ocasion de
s"u
derecho con el mayor
rigor, que sea insolente, y esquivo, y que ·
ponga asechanzas
á
todas las gentes que tra–
ta? ¡Pues por qué aconsejan á la Repúblicá
nuestros mas subli1'n<'s Politicos, que mani–
fieste á los extrangeros la misma conducta,
que reprehendereis en vuestro amigo? ¿Se
adquieren los amigos por injusticias, é inju–
rias? ¿No tienen las Repúblicas el mismo
modo
de
ver, sentir, y juzgar que los Ciu–
dadanos?
Sin duda, Phocion,
le
dixo Aristias,
seria una blasfemia 'imaginar, que los Dioses
hubiesen puesto
Ja
humana razon en contra–
diccion consigo misma , para que pudiese
aconsejar baxo el nombre de Politica lo
que prohibe con
el
de la Moral ;
y
es cierto,
que el falso amor
á
la patria ha perJido
á
muchos E>tados, por no consult;;¡r el amor
á
b hu
manida<l. No obstante , por el temor
de poder ser engañada , ¿seria traidm á mi
pa-