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Jos filósofos árabes de España
y
a moldada por
Santo Tomás, eje rció domini.o absoluto. de in–
controvertibl e autoridad, e n e l desarrollo de la
scolastica .
in embargo, por
m~s
ext
ra.orli –
na rios que fueron los esfue rzos hechos para in–
terpretar toda la filosofía de
ristóte!es e n
un
sen ti c!o rnístiéo cris tia no. e ra
impo~ible qu ~
ella no contuviera te nde ncias disolventes, qu e,
al ser descubiertas, te nía n aue mi11 a r e n s u ba–
se
la
construcció n Escolás ti ca.' Sa nto Tomás
había tomado de ,Aris tó te les los principios que
podían armonizarse ,
co n
la
teolO}! Ía; los otros
J esechados por e l
cge l
de
las Escuelas, fu e–
ron recogidos más tarde para vo lverlos e n co n–
tra de aq ue lla mi sma escuela, que, al imponer
con la intra nsige 1i cia de s u dogmatismo, las
cloc.trinas de A ristó telt"s, se había he rido e ll a
misma.
La triste dege neració n de la Es.colástica, en
a que e l ab uso del s il ogismo había llega do
á
los
extremos más d e plorables; las violencias, no
exe ntas de sa ngre, come tidas por los exaltados
defenso res
ele
las div é rsas escuelas; e l escá nda –
lo del Cisma de Occidente '1u e contribuyó ta m–
bi é n á desprestigiarla; la cie ncia de Alejandría.
revelada a l m!Jndo europeo;
y
los ataqlles Jiri–
gidas directamente por las sociedades lite ra ria s
de los humanistas
y
juristas contra una filosof1a
que aherrojaba er libre vuelo Jel pensamiento
humano, consigllieron· al fin eliminarla de la ca–
tegoría de las ciencias.que se fundan e n la au to–
ridad de la razó n
y
de la experiencia;
y
e ntonces
ella, anémica
y
éle prestigiada, fué á refu <riarse
en los solitariós
clau ~tros
de los
conve nt~s.