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bóvedas del R e 11acimiet1tó italiano, pero como
' él'
no rep reo.;e ntaba sino la .proyección de una
idea, cuyo desarrollo en la filo sofía e ra ya indis–
pensable; la idea , con crquella fuer za real qu e
un emin e nte pf nsador de nu estros días ha er.–
co ntrado e n ciertos principios que regulan la
e \ olució n de la , humanidad, fu é, años después,
á
a lojarse, poderosa, en el pensa mi e nto de uno
ele esos a tl e tas de la intelige ncia humana
á
lo
que la filosofí a debe sus mayores reconoci–
mi e ntos.
La idea que exi¡:;ía el estudio
y
la vicia en la
na tural eza se había desarrollado como hecho
rea l e n e l
l~e n ac imi ento;
necesitaba ya ele\'ar e
omo conce pto cie ntífico . Entre aquellas múl–
tipl es te nd e nci as qu e ca rac teriza n la fecunda
revo lu ción del Rena cimie nto, un a de las má
exige ntes y de las más ge nerales es la expan–
sión vi0lenta
y
compl eta de la natura leza . (
r)
El mundo pagano, desc ubi e rto
á
la úvida curio–
sidad el e los hombres del siglo XYI, er e. en-
ialme nte na tura lista;
y
e. te ac ti\'O naturalismo
fué asimilado, con toda en rgía, por las socie–
dades qu e hasta en tonces ha bían vivido de la
ontemplacion es ascéticas de la Edad 1\ledia,
a lejadas de los
~-oces
de la realid d.
La
Edad l\l ed ia, nacida entre la
lúbricas or–
g ías del Im perio Romano
y
el en u lismo bru–
ta l de lo Bá rb ro'i, comba ti ó,
in pied d, · la
materia ; creyendo poder, sólo así re!::>enerar al
h mbre, .e nvil ecido por lo
vicios
y
1 i nor n-
(1)
V. T ai ne: H i toire de
la
litter
tu
re :mcrl
i
,
~.
ed'–
ión, r 66.