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fica. Época de prepa raci ó n es her'! id ero canden-
, sador en el que, mezclá nd ose todas las teorias
y
sistemas , se compenetraron los conocimien–
tos; represe ntando e ll a una palingenesia i·ntelec–
tual ele la que nace ría tran sfo rmado el espíritu
filosófico mod e rno. A l revelarse la filosofía an–
ti g ua e n toda su g rand eza á los hombres de
Occidente, preparados e n el yunque de la dia–
léc tica escolás tica, se apoderaban és tos de los
dos factores que necesitaban: el obj etivo ilimi–
tado e n la
in ves~i gac i ón
y
la libe rtad en los mo–
vimientos. Pero como la naturaleza, tanto física
como 111 0.ral , se hall a suj e ta á leyes que im–
pun eme nte no pueden salvarse;
á
fin de que el
id ea l filosófico adq L:iri e ra vuelo y majestad er·a
preciso que un a d ura p ru eba, e l trabajo erud ito
y
oscuro de la comen tació n, coordi nac ió n é imi–
taci ó n robusteciera aún más la inteligencia del
hombre. Este papel útil. pero apagado, desem–
peña e l Renacimiento. Para que el niño pueda
caminar de pie co n la cabeza e rguida. es nece–
sar io qu e a ntes, débil y pesado, se arrastre por
la ti e rra; pa ra que la ciencia produjera un Des–
cartes y .un Kan.t, era _preciso primero, que la
ra zó n filosófica dolorosamente atravesa ra por
la gim nas ia de la Escol ás ti ca y por el pa–
limpsesto de l R enacimiento.
Un crenio admirable resume el carácter del
1'">
Renacimiento como Hipatía había resumido la
civilizació n antigua. Leonardo de Vinci, pintor,
escultor, arquitecto, poeta , mú sico, geómetra,
fisico
y
filósofo, es la brillante imágen de aque–
lla soci edad , medio pagana
y
medio cristiana, de
ideales enciclopédicos
y
veleidosos. Leonardo