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ción ó ya no pu eda tener luga r si n la imagina–
ción; j a rn ás pu ede producirse si n el cue rpo.>'
Debe exa minarse la natu raleza del al111 a, inves–
ti gar si se hall a dividida en partes, si ell a es ó
nó ele la mi sma especie e n toci os los seres.
Conforme á estas id eas, Aristóteles desen–
_volvió
~ocio
su
Tratt7do del alma,
sus
Opúsmlos,
y
has t1 su
Historia de los rrttinzales.
Y se ob–
se rva tanta fu erza en el mé todo, en la impor–
tancia de lds relac iones del alma con la fisiolo–
g ía
y
la rn edicin é\; en el estudio cornpara ti vo qu e
reco llli enda el filósofo se haga de tocios los se–
res a nimados;
y
en fin. e n las preciosas observa–
cio nes p;-i rti cula res qu e nos ha dej1do sobre un
gran número J e fen ólll enos psico lógicos, como
el concep to genera l ele la vi da, de la acción e n
nu es tro orga nismo el e la nutri ció n
y
de la sen–
sibil idad, de los sen ti dos, la remin iscencia
y
las
_emocio nes; q ue si la psicología hubiera segu i–
do por es te c:arnino, hoy tendrí amos, desarrol la–
<la, en lu aa r de un a ciencia embrio1i::tria que
,-,,
ape nas com ienza
á
dctrse cuenta de las ma te ri as
e¡
ue aba rca, una g ra n ciencia del espíritu capaz
de satisface r, en cuanto es
posi~ l e
á
la limita–
ción ele los conorimi entos humanos, las gra n–
des exige ncias filo .;óficas
y
prác ti cas que de-
1nand ;:i. n su estudio. Lo qu e da e n el día un va–
lor capita l
á
las ideas de Aristóteles, dice Bain,
es que él reconocía, casi si n reserva, que los es–
tados mentales tienen dos faces. (
r)
Pero ¡qué ext raño es que, en p::isados tiem-
{r) Alex B.1in: Le3 sen>et
l ' intelig~;m-:
et la psi chologie
d':\ri5tote¡ tr,1d. franc. de M. E. Cazdle..;, 18 74.