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cepcionado ele las mi serias de la v ida prese nte,
busca la sa tisfacció n de s us asp iracio nes en un
idea l infinito, e te rno
y
subli me; está n simboli za–
da~ .
con colores ind e lebles, e n
la filosof1a de
Platón.
Sir. emba rgo, el s istema filos ó fico del discí–
pulo de Sócrates, some tid o á una fría crítica
cien tífi ca, contiene mu chos
y
graves erro res.
Su teo ría ele las id eas, como principio substan–
cia l
y
ete rn o, como arque tiro de las cósas
y
po–
ses ió n innata del pensamiento human o; está
d esp res ti g- iacla por la ciencia. Su lógica abs trac–
t a é indu c tiva es in compl e ta.
:'.:>u psicología, tan–
to le ! hombre como de los dioses,
y
s u teod icea,
so n pobres
y
mezqu in as. En moral
y
política,
tri s tes aber rac io11es vie ne n
á
nublar el re splan–
do r claro
y
sereno
le! idr:a l de la virtud. Vi –
cia , e n ge ne ra l tocio el
si~tema,
e l dualismo in–
sa lvable que establece el filósofo, e ntre las ideas
y
Dios, e ntre ·éstos
y
la materia; e ntre el mun–
do se ns ible
y
el mun do inte li gible, entre el s u–
j e to
y
e l objeto .
A . pe sar, pu es. de haber a nim ado las últimas
fl o resce ncias d e l genio helé ni co en A leja ndría
y
te nas, el pensamiento cristiano en in signes
Pad res de la Igl esia, el id eal del Renacimiento
y
ha sta la especu lación de, no pocos ) <lescono–
ci lo ., pen adores ele! siglo X IX; la escuela de
la
cademia ha mu e :·to definitivamente. Pero
el e . píritu filo ófico de Platon es eterno, por–
que e n sus.inspirados diálogos encontrará siem-
1
re la humanidad, por más terribles que sean
la
catá . trofe
que la sacudan, un consuelo,
una e. peranza
y
una regeneración para el al-