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binación con el espíritu tradicional de la escue–
la ortesianá; otras corno el
posit¡vismo,
de su
relación
y
al mismo de la protesta de· las cien–
t::ias experi mentales;
y
hasta la .escuela
dog·–
mática
religiosa
se refiere
á
la crítica Kan tia
ria,
como enérgic::i.·y viva oposición (
1).
Ka'nt había resu e lto el problema de su
Crí- .
·Úca
de
la
raz ón
pura
d(:! un modo ese.n.cial –
mente subje tivo é idealista, que contenía en sí
gérme nes ele marcado panteísmo.
i::.·itche procura descifrar el
etwas noumém"ro
K;:i.1Hiano; y lo e ncu e ntra lógicam e nte en el su–
j eto, en
el
yo
Si como Kant h;i!..,ía ensefiado,
nu estros conocimientos sólo tienen un valor
meramente subjetivo, fácil le fu é
á
Fitche, co–
mo
á
Berkeley, ciar
á.
est~
mismo sujeto el
único valor real; pero la conse".uencia tenía que
ser diversa entre e l obispo inglés
y
el filósofo
que conocía
ya
las antinomias teológicas de la
Crítica de la
razó1t
pura.
Por eso mientras que
aquél refiere, en últ!rno término, todos nues–
tros conocimientos
y
la
rea lidad
á
Dios;
é~te
levanta , como -res ultado de sus investigaciones
y
como deducción de
la
filosofía ele Kant, el
·concepto ele un panteís1110 subjetivo, fundado
en la sola rea!it!ad delio.
Pero tanta ra zó n hab ía para proclamar la
realidad del
yo
como la del
1w
J'º•
según lo corn–
prenclió el pensamiento fantástico de Sche llin g;
qui e n entonces reduce amboc; principios
á
uno
superior que los comprenda; fundando así el
panteísmo ele lo
Absoluto,
cuya · comprobación
(r)
V.
Gonzalez, ol>r. . cit.