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trasce nden tal,
el aspecto crítico 0e ella. no
puede se r negado, ni ya siqui era discut ido.
Planteado el probl ema, Ka nt da á nu estros co–
nocimientos un valor me ramente subj etivo. Es–
to, sin eluda, entra ñaba un e rror
y
un vacío ciue
la crítica contemporánea se ha apresurado á
rectifi ca r
y
á
completa r. Pero prescindiendo de
la exp li cación del o rigen ele aquella
formas,
conceptos
é
id eas de la razó n pura, que el aná–
li sis de Kant prese nta in solubl es ; ¡cuán avasa–
ll ado ra exac titu d conti e nen aquellos mold es tipi
cos en los qu e la rea lidad s vierte al penetrar
e n la inteli gencia
el
1hombre! De dónde \·i ene n?
C]U é
so n e ll os? ¿no ti enen ning llna rea lidad obje–
tiva? He aquí los escoll sen que tropezó Ja
críti ca in compa rab le el e aq ll el Hércu les de la
lilosoÍí::l. Pero, ¿existen ellos en el sujeto?
¿
on
la condición
im prescindible de todo conoci–
mi ento? ¿La filosofla debe comenzar u e. tudio
someti · ndolos al m8s severo análisis crítico?
¿C0ntieilen ellos el valor de nue. tras afirma–
cion es
y
el mi ste ri o de nu e. tr ciencia limitada?
H
aciuí lo. princi¡ io. asombro'>os
studiados
y
el
se nvue ltos por el solo e. fuerzo de aquel
g ni o titánico, pri n ipio ele los cuales ya jamás la
ienci pu ede pre cindir.
i se piensa en q11e
pas:rn sialos de
iglo.. in que la filo oft de cu–
bra till a ley p icológica, que por repre entar la
:í nte i superiore. de la ciP.ncia m ral , e. igen el
trab j
má. extraordinario par
su de cnbri–
mi nto; )
lueg-o consideramo
al
filó
ofo de
Konicr bero-, e;Hrerr do
á .
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1) ropias fuerz s,
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]a ndo ompleta
la
leye. p icologica del co-
n cimiento humano-e dena
fat
les que no le