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es dado á nuestra inteligencia romper-enton–
ces podre í110s
tener una idea de la grandeza
·de la especulación filosófica ele aquel genio le–
gis.lador.
Si Kant destruyó el ideal de toda la ciencia
filosófi ca qtie-le había precedido,si creó una di–
rección científica universál; dió
á
la filosofia qn
nuevo mundo, y descubrió las leyes del pensa–
miento; profunda y vastísima tiene que ser la
-revolución que la
Crítica de la razón pura,
arrojada á
la curiosidad de nuestro siglo, ha
producido en todo orden de conocimientos.
Todas las escuelas y s·istemas filosóficos, ya
sean por derivación ó por protesta,
todas pro–
ceden de la crítica Kanti:rna. A ninguna le es
lícito, so
p~na
de ser . expulsada ig-no111iniosa–
rnente del terreno de la ciencia, dejar de estu–
diar el problema c¡ue planteó el
filósofo de
Konigsberg. Se puede decir que después ele
Kant. indica Paul Janet, tocio el esfuerzo de la
filosofía se ha concentrado en el problema de
la objetividad del conocimiento.
Sólo los stglos venideros podrán llegará
comprender el alcance que en
la evolución de
la filosofía significa el nombre de Manuel Kant.
Merced
á
su
t~tánico
in1pulso se ha clesarrolla–
·do su estudio con asornbrosa celeridad y con–
ciencia, abriendo una nueva era, llena ele fecun–
das promesas
y
conquistas.
Más que por salvar la idea de Dios y la in–
mortalidad del alma, µor afirmar el principio de
la libertad del hombre y ele la ley moral; Kant,
·incurriendq en flagrante contradicción, recons–
truye en su
Crítica de . la razón práctica;
los