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en el término de nueve arios que duró la asocia–
ción de Sweynheim
y
Pannartz, desde
1465
hasta
1476,
salieron de sus prensas más de
12,475
volú–
menes, la mayor parte en folio, contándose entre
ellos: las obras de
Lactanáo, Cicerón, César, Tito·Li·
vio, Lucano, Plinio
el naturalista,
Suetonio, Quúzti–
lz~mo,
Ovtdio, Virgilt"o, Estrabó1t, Si/vio ltdlico
y
las de
otros autores escogidos.
Lo que más. contribuyó al gran incremento de
estas ediciones, fué la rivalidad
y
competencia
que se suscitó entre el establecimiento de los so–
cios Sweynheim
y
Pannartz y el de Hahn, después
de su separación, pues cuando uno de ellos daba
una edición á luz, inmediatamente el otro lanzaba
también otra á la circulación ;
y
si los dos primeros
han producido las valiosas ediciones que hemos
indicado, el último ejecutó también otras no me–
nos importantes, como las obras de
Ciuró?Z, Qui1t·
tt"lt"ano, Marco
Aurelio. A..risteo
y muchas otras.
A los pocos
afi.osRoma contaba, á más de los
impresores cit
ados,con algunos otros, como Fe–
lipe de Lignamino, Simón Nicolás Lúca, Adam
Rot, Estéfano Planck, Sil ver Franck,
E
ucario Ar–
gentino
y
demás, que ocupaban en conjunto más
de cien prensas y que rivalizaban unos con otros;
emulación que dió por resultado, que las edi·
ciones se sucedían con tal rapidez, que la pro–
ducción de los libros sobrepujó en mucho á las
necesidades del consumo literario, encontrándose
al fin los impresores con fuertes existencias de
obras que no podian expender fácilmente.
y
sin embargo, la
r~prenta
seguía progresan–
do rápi
damente en Italia, porque en menos de
treinta
afi.osse improvisaron talleres tipográficos
en mu
chas otras ciudades, y son: primeramente,
. en Milan, en
q68;
después, en Venecia, Trevisay
Foligno, en
1470;
en Bolonia, Nápoles, Ferrara
y
Pavia, en
1471;
en Florencia, Padua, Parma,
Ve–
rona
y
Mantua, en
1472¡
en
Alost,
en
1473;
en
Tu-