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de
la Muerte
(r46o), las
Fdbulas de Ulrz'c Bantr
(1461),
y
el
Libro de las cuatro Mstorias,Josepk, Da .
ttt'el,
Juditlt
y
Estlzer
(1462).
Algunos otros impresores se han hecho igual·
mente célebres en Alemania por sus producciones
tipográficas, contándose en este número á Ulric
Zell
y
Hans Bamber, que en 1466 imprimían en
Colonia, el primero,
Super Psalmo
50
de San
1
uan
Crisóstomo,
y
el segundo,
La Bz'blt'a Latina/
1
uan
Veldemer, que en 1467 dió á luz en la misma ciu–
dad la segunda edición francesa del
Recueil des
hystoíru de Troyes
de Raul Le Fevre, pues la pri–
mera había sido hecha en Brújas y Colonia por
Guillermo Caxton, que de tránsito en esas ciuda·
des imprimió la edición
princeps
de esta obra;
Gunter Zainer, que en 1468 imprimía en Augs–
burgo las
Medz'tatz'ones vitce Ckristi;
y
tantos otros
impresores más, como Juan Havenbach
y
Schaens–
perger en Augsburgo, Geiler Keiserperg en Es–
trasburgo y
1
uan Czerner en Ulm, que han en–
riquecido los anales de la Imprenta con sus valio–
sas ediciones.
De Alemania pasó la Tipografla, sucesivamen·
te, á las demás naciones de Europa, después de la
toma de Maguncia por las armas victoriosas de
Adolfo de Nassau, en 1462.
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Roma fué la ciudad donde la Imprenta se acli–
mató más pronto, pues habiendo Conrado Sweyn ·
heim, Arnaldo Pannartz
y
Ulric Hahn (que fueron
los primeros que introdujeron este arte en Italia),
traspasado los Alpes, establecieron su taller tipo·
gráfico en el convento de Subblac, cerca de Ro–
ma, trabajando los tres en· asociación; pero á los
pocos meses se separó el último de la
socie–
dad, trasladándose á Roma para seguir traba–
jando por su propia cuenta. En Roma produjo
también la
1
mprenta pronto ópimos frutos, pues
según refiere una crónica anónima de esa época,