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GLORIA
3f)7
Con los labios, con el curazón que se le par–
tia de dolor,
y
expulsando el juicio de sí en'
aquel instante
supre.mo,Daniel replicó: «Tatn:'
bién
yo~
creeré todo lo .que
tú
crees.»
La
moribunda hizo
un
esfuerzo
por
iucorpo-
l·tl.l:se, murmurando:
«
En Jesucristo.
.
- .·También, - dijo lVlorton, creyéndose
el
\
más cruel de los hombres si no lo 'decía .
-En
el único Dios,--,.a¡fiadi6 ella.
.
.' -¡
Esa,
esa•..
·esa es la
mejor
religiónl.. ~ exclamó el israelita estrechándola en Sus
ora..
zos con delicadeza. -Creo en
tí,
en
la fuerza.
inmensa de tu espíritu divino, al cual espero
estar unido para toda la 'v!da, allá donde no
hay más que una
religión.
-lLa ..
mía! - balbució la moribunda con
sourisa inefable.
. -¡La nuestral, dijo Morton traspasado de
.
\
angustIa.
Hubo ur· instante de silencio. El hombre
contempló en
las
pupilas de su amada el tene–
broso huD'dimiento de la vida en los abismos
ocultos, cuya luz no ve!nos los de acá. Sintióse
fuertemente asido, como presa que va
á
ser
arrastrada,
y
con los últimos alientos de la jo–
ven oyó estas palabras:
e
Maílaua•.. mufíana
serás conmigo en
el
Paraíso.»
Todo el moviw iento
y
la fuerza nerviosa