GLORIA
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confesRtllle)' le dije que me cau ti yaba la idea
del sacrificio y que deseaba hacerlo. Usted
.no
lo
aprobó, aéonsejándome el casamiento,
que -
-
- .
/
-
ya era posIble... pero -se presentó la'
mad~e,
surgieron obstáculos..·. aproveché la ocasión,
me declaré libre...
re!.lunc~é.
¿Qué
mayor gozo
que .realizar en el Cielo fácilmen te lo
q~le
en
la tierra es tan difícil? .. Usted sonde.' ¿No es
verdad que tengo razón? ¡Bendita sea
esta.'
grandiosa
id.ea! ¡llenunciar .par.a poseer! ¡Mo–
rir para vivir! ¡Decir que
no
para que Dios nos
diga
sí!....
Bienaventurados los que padecen . .
c
U
sted llora , q ,uer ido tío,
y
llorando me bendi·
ce.. : Ya estoy cerc'a, adiós ...
»
Mor ton volvió corriendo al lado de ella.
'rras él venían
lVlaria
J
nana
y
otras dos mu .. , -
.
Jeros.
«¡Se tuuere, se
mu~rel-exclamó
Daniel con
desesperación.
- Avisemos
á
la casa.
-Sí, sí. ¿No bay un médico aquí?
-Si,
sefior:
le
llamaremos... Corre, corre
tú ..
- Gloria, Gloria-gritó el hebreo llamando
á
su amiga.-¿No me oyes?
-Sí-contestó con entera voz.-Esposo.
esposo mío, soy feliz, porque estaré unida
á
tí
en la vida sin fin. ¿Dónde estás?
- _\quí. .. contigo ...
¿no
me
ve~?
....
-
....
-..