( ¡
,/
GLORIA
.'
, 351 '
-Tu deliriO' te engaflar. Vive, a'unque nO"
-
\
,
'
sens para mí, aunque mueras de O'trO' mo<}o en
8sa equivO'cada perfección 'del cO'nventO' cris-
-
l '
tiano.
- ¡,Qué buenO' ha sidO' Dios para míl. ..
ISf,
qué buenol.....:.-dijO'
Glo¡.~á.-Bu.eno,
porque me
pe-rmite morir
á
tu lado;' bqeno, porqu.e "me
evita entrar
en
el ,claustro, donde tu recuerd9
y
el de m( hijo no me habrían permitido ser
santa.
¡Oh,
qué ímperfecta soyl
En
mi todo es
humanO'. 'El misticismó, esa sil!gular , manera
de amai'
á·
Dios con pasión, sobresaltO'
y
con,–
gO'jas de enamoramientO', no caben ' en mi
es ~ ,
píritu. Muero sin ,'poder desarraigar
en mi
pe-,
chO' lo mundano. PerO' JesucristO' , '
á
quien
adoro, tendrá, misericO'raia, de mí,
m~
ense–
fiará O'tros caminos mejol'es,
y
aprenderé el
amor divino
y
'me abr'asaré con gozO' en esa
pa~iQn,
éiempre que en-ella
haya
algO' de
tí
y l
de mi hijo, pues sin
u~o .Y
O'tro
no
comprendo
nada de. amor.
»
Debilitándo se más, afladió:
eMe sient O' mori r.
Yo.
creO' q ue estoy muer–
ta
ya,
y
que hablo
y
te miro por especial fa–
vor de
Dios,
para que
no
te quedes solO' tO'da–
vía. l.'odo en mi sér se acaba. Toca mi cO'ra–
~ón,
verás como apenas late.
Mi
vista
se
turba
ya•..
¿En dónde
está mi hijo?