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B. PÉREZ GALDÓS
.
-
. -Enteramente solos .... ¿¡>or qué no duer-
mes,
ü:1nia
m.ía.?-,
le diJo el hebreo
ab~'a~alldo
con.
pa~i9n
SH
hermosa cabeza. ,
-A eso .voy,
querid~....;.,!eplicó ~lla
con fes–
. tiva confianza.-
Y
te aseguro que tardaré un
. ratito e.u
desp~l'tar.
. '. .
.>
-Espera, llámaré
á
esa mujer-repitió Mor–
ton
cad~
vez ,más
ing
uieto'.,
-;-Si
is .
llamas
me
voy
á
dormir á
mi
CSSR
-dijq Gloria d.eteniéndoÍe por un brazo.-
Para él mal
'ql~e
yo SIento, tu comparÜa sola
y
la
de este niño es
la
medicina mejor.
---,o10h~
qué benditas palabras estás dicien–
dol-..exclaluó Daniel trastornado
d~
júbilo
y
emoción.-¡Y siendo como eres no puedo 1Ia–
m~rte
mi espost\! Esto es un crimen, un cri–
men
horr~lldo,
del .cual Dios, tu Dios ó el mío,
cualquiera de eliós, nos ha de pedir cuenta en
la
otra vida.
-Ves esté) con mirada baja
y
pequetla.
Yo
llevo la idea de nuestros desposorios por oa–
minos más altos. Tú lo verás cuando seas sal–
vo,
y
entonces me darás las gracias, pobre
ciego... Pero dime, ¿estamos en efecto solos?
- Solos. ¡Ay, si pudiéramos estar así toda
la vida, si pudiéramos huir, romper con todo
el mundo, labrarnos un mundo para nos–
otros...
l
Si pudiéramos gozar de esta grata so-