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GLORI~
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persión lúgubre
y
obscura, como la "
reti~ada
de"los ejércitos que han dado ' encarnizadas
batallas sin' victoria. También aquellos nobles
corazones ' habían venido
dé
lejanas
y
cóntra-
.,. -
pu~stas
tierras para pelear; habían peleado,
y
se retiraban después éhorreando sangre pre–
ciosa. '¿Quién los lanzó
al
bárbaro comba te?
¿Volv~rían
á empefiarlo? La , querella subsis-
"tía, subsiste
y
subsistirá pavorosa,
y ' ~ntes
que
se acabe, muchas Glorias sucumbirán, ofrecién-
ldose como víctimas para aplacar al formida·
ble monstruo que toca con la mitad de sus
horribles patas
á
la historia
y '
con la otra mi·
tad
á
la filosofía, mónstruo qtie no tiene nom–
bre, y que si lo tuviera lo fo rmaría juntando
lo más bello, que es la religión, con lo más
vil, qne es la discordia; muchas Glorias su–
cumbirán' sí,
arr~batán d ose
d el mundo que
encuentran despreciable
á
causa de las dispu·
t as, y corriendo
á
presentar su querella ante
el J uez absoluto.
- En' el mismo día partieron D. Angel y su
hermana, el uno para su diócesis, la otra para
BU
convento ó antesala de la bienaventuranza.
eterna . Part: ¿ron también los hebreos, como
desterrados. D. Buenaventura se quedó t res
días más para arreglar ciertas cosas;- pero al
fin marchó tambiéu. Rechinaron las llaves de
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