GLORIA
.201
- Pero no basta crucificarte como mujer,
sino como madre.
V~vieñdo
como vives, estás
expuesta
á
mil peligros, y esa maternidad que
tanto adoras es un lazo que te une sin querer–
lo al autor de tus desdichas. Vivirás sujeta
á
horribles
tenta~iones.
Ya sabes que .Job lo ha
dicho:
«La
vida del hombre sobre la tierra es
una tentación.» Además, el que
todo
lo
sa~~
b~
dicho: «Si tu mano
ó
tu pie te fuere ocasión
de pecar, cÓl'talos y échalos de tí.»
.
-Es verdad, es verdad.
- IIija mía-afiadió
la
sefloI"a besando con
I
cariílo
á
la atribulada joven,--:-mete la mano en
tu
corazón, tócalo, y observa
si el
amor de ese
~i1lo
y
la llama in fame
á
cuyo primer fuego de–
bi61a vida, no se confunden el uno con la otra.»
Gloria callaba. Parecía que, en efecto,
me–
tía la mano en su corazón y tanteaba llamas.
«¿Callas?
-No sé qué
r~sponder-dijo
la infeliz de–
jando caer sus brazos con desaliento. -Aeon
. gojada está mi alma,
y
en mi pensamiento todo
t
es confusión, desvarío. No sé lo que pienso ni
lo que siento, porque estoy llena de terrores,
de angustiaa, de presagios, de deseos,
y
no
p ledo tomar resolución alguna, porque cada
e fuerzo de mi voluntad es seguido de un des–
fallecimiento que me mata.