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B. PÉRBZ GALD6s
.
.
" -Pues
yo-
'te ofrezco los
m~dios
para salir
de ese estado,
y
los rechazas. Te setiaIo el
amor exclusivo de
Dios
como término
feliz de
' tus ansias,
y
dudas todavía•.. Desarraiga todo
amor criado,
y
entrará
~n
ti
la gracia como
UD
torrente. Retira tus "ojos de toda-criatura,
y
ve–
l'á8
-el
rostr9 del
Criado~.
Sepárate de Quanto
ves~
y
estarás unida
á
Él eternamente.
Cierl'8
tus -oídos
á
la música fascinadora de los afec–
to~
pasajeros,
y
oirás en tu interior el habla del
Sefio1' Dios. ¡Bienaventurados 10s oídos que no
escuc~an
la voz
q
\le viene de Juera, sino la
verdad que hab.1a
y
ensefia interiormente! ...
Nadie mejor que yo
pu~de
darte estos conse–
jos, porque, en mi no sospecharás egoísmo.
- Hice voto de pobreza, he repartido mi fortuntÍ
entre los pobres
y
las
l
hijas.demi hermano.
~
Desengañada.delas vanidades del mundo, me
disponía
á
entrar en un santo retiro cuando
supe tu desgracia. Esto me detuvo,
y
sentí en
mi conciencia el habla dulcísima de mi Dios,
que me dijo:
e
Ve
y
tráemela.•.
~
¡Hija de mi
co,
razón! Corrí
á
tu lado; te asistí en tu enferme–
dad como pudiera hacerlo la madre más cari–
fiosa¡ pero mi orgullo no se cifraba en librarte
de la muerte -física, sino de la
muel't~
moral,
que es la condenación eterna.
Te
exhorté, te
puse mil ejemplos ante la vista, lloramos
jun"