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,

. 196'

B.

PÉREZ

GALDÓS

I

que

se te escapa. Estás llena ., de ansiedades

"incomprensibles, de dudas horrendas. ,Noco–

, noces ese admirable frutó del Espírittt Santo

qúe

llamamos paz.

'. /

, -¡Pa-zl-djjo Gloria con

desaliento.~Te·

.

,

mo que nunca

ja~ás

vuelva la paz á mi alma.

-Hablas como el réprobo, hija mía. Te

¡haee falta gracia; ya sabes que lo primero que

ha de hacerse para

t~ner

gracia es desearla.

,-La deseo. - " .

-.

-' Pedirla fervorosámente

á

Dios.

- -La

pido. .

- Es)ndispensable ponerte en estado de me·

.....

recel~la,

.sacrificando

á

Dios todos tus afectos,

toaos tus deseós terrenales, cuanto te liga

a

. este mundo; desprendiéndote de todo absolu-

. tamente, p'ara no poseer más que á Djos; re–

·nunciando

á

tener,. voluntad propia; conven–

ciéndote de que vivimos desterrados en este

mundo, de que nada existe bajo el sol que no

sea digno de ser -despreciado y trocado por la

única "ganancia real: Dios. Es preciso que te

rodees de tinieblas para que el Seílor

se

digne

rodearte de luz; que te sujetes de todo corazón

• Dios para poder obtener la verdadera liber–

tad de espíritu; que vivas constantemente mor–

tificada para que no puedas ser tentada; que

te creas vil y despreciable para que tu miseria