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B.
PÉREZ
GALDÓS
I
que
se te escapa. Estás llena ., de ansiedades
"incomprensibles, de dudas horrendas. ,Noco–
, noces ese admirable frutó del Espírittt Santo
qúe
llamamos paz.
'. /
, -¡Pa-zl-djjo Gloria con
desaliento.~Te·
.
,
mo que nunca
ja~ás
vuelva la paz á mi alma.
-Hablas como el réprobo, hija mía. Te
¡haee falta gracia; ya sabes que lo primero que
ha de hacerse para
t~ner
gracia es desearla.
,-La deseo. - " .
-.
-' Pedirla fervorosámente
á
Dios.
- -La
pido. .
- Es)ndispensable ponerte en estado de me·
.....
recel~la,
.sacrificando
á
Dios todos tus afectos,
toaos tus deseós terrenales, cuanto te liga
a
. este mundo; desprendiéndote de todo absolu-
. tamente, p'ara no poseer más que á Djos; re–
·nunciando
á
tener,. voluntad propia; conven–
ciéndote de que vivimos desterrados en este
mundo, de que nada existe bajo el sol que no
sea digno de ser -despreciado y trocado por la
única "ganancia real: Dios. Es preciso que te
rodees de tinieblas para que el Seílor
se
digne
rodearte de luz; que te sujetes de todo corazón
• Dios para poder obtener la verdadera liber–
tad de espíritu; que vivas constantemente mor–
tificada para que no puedas ser tentada; que
te creas vil y despreciable para que tu miseria