GLORIA -
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vivir para todo lo que no sea Dios
y
mi remor–
dimiento, quiero vivir en la soledad más negra
y
más completa que pueda imaginarse;
qUitl'O
que mi nombre no exista más 'en la memoria
de nadie,
á
no ser en
J
a de aquéllos que lo pro–
nuncien pura
ultr8jarm~,
y
que mi
persO.naen
el mundo. sea como una figura trazada en el
agua.
-¡Ahl-observó cvn un poco de alteración
Dofla Serafina, -ese es el pérfido sofisma del
mundo. No, no... De esos conventos que labra
el alma de sí misma, se puede salir. ¡No, no
luil
vecesl No tenem09 garan tía de la
perpetuid~d
de tu reclusión, y esa garantía la necesitamos
á
un tiempo la Iglesia
y
tus parientes, la exi–
gen la fe que profesamos,
y
el decoro social.
¡Ay!
pobre hija mía, piéusalo bieu: esta solu–
ción que te propuse desde el primer día es la
única posible.
- La solnción es padecer, - afirmó Gloda
con voz
fi
nne.
-¡Ob! no me lo niegues, no me
10
niegues:
tú
esperas.
-Es ero en Dios.
-No:
tú
esperas en cosas livianas,
tú
eg-
peras en el mundo.
Sin
sospecharlo
tú
mis–
mo" e tás solici
tads
por el pecado, que
ya
te
hUll
i"
en 1
8
abismos ...
1
y,
uo puedes apar-