OLORIA
6'7
ajustan al criterio de tu padre
y
tí
la voluntad
de
tu santo lío, entonces,
querida
Gloria,
¡cuán distinta seria tu situación ante Dios
y
ante los hombres! Las circunstancias terribles
de tu caída exigen que renuncies
á
todo, que
mueras para el mundo, para la sociedad, para
todo absolutamente, que sólo vivas para Dios.
-Gloria, amada hija mía-aftadió alzando
la
voz con acen to que a lgo tenia de
terribleJ~
lnuere, muere para el mundo
si
quieres
salvar
el alma.
-¡Muerta estoyl-murmuró Gloria
en un
gemido.
- No, porque esperas aún en cos as
de la
tierra .
-No espel'o nada-repuso la. huérfana.–
Acepto la expiación horrible que me ha sido
impuesta , y la fi cept·(\ sin ira , con humildad.
Perdono las inj urias; no siento ni aborreci–
miento ni antipatía por los que h an hecho de
mi nombre la palapra del escándalo; no diré
una solo. voz por defenderme, porque sé q ue
to o lo merezco, que mis culpas son grandes;
bebo hasta lo más hondo, hasta lo más repug–
nante de este cáliz amargo,
y
ofrezco
á
Dios mi
cor z
n
llaga o que chorrea sangre
y
que
ja-
á
en 1 ue
lo res tt .
e vida, dará un latido
que
110
e un lor.