-...
\
,GLORIA
229'
-Es
verdad:
yo no
los
ne~esi.taré;
pero
si
te
vas,
no te
vayas toda.
Dame
aunque sea
un
cabello. ,.
Gloria se llevó la mano
á
la
cabeza
y
sepa·
.
I
ró de ella una mata de pelo. Sonriendo en me-
dio de su pena,
con esas
terribles palpitaciones
ó
vagidos humorísticos
que tiene el dolor, dijo:
,
,No
hay
tijeras.
.
\
. -No
importa-dijo
Morton.-Lo
cortaré
yo ...
'IJ
- Y
con los
dientes,
en
medio minuto, cortó
el
peJo.
,Es
casi
de
noche.
-Para
mí
ya
todo
es noche,,. murmuró
el
extranjero.
.
.
Se separaron
algunos pasos; peleo
volvieron
á
juntarse. Eran
como la
playa y la ola,
que
siempre
parece
que huyen la
una de la
otra,
y
siempre se están abrazando. Por fin, cuando
la noche avanzó
más,
por los
cerros
lejanos,
tierra
adent~o,
se
veía
un jinete que
marcha–
ba despacio, inclinada la cabeza sobre
el pe–
cho.
Su figura negra
no
era
favorable á
la
ar–
monía del risueño paisaje: diríase qua
después
que
él pasaba,
todo
volvía
á
estar alegre.
Hacia Ficóbriga caminaba
Gloria,
a1'r8S–
trando la pesadumbre de
su
dolor como el
imi–
tador de Cristo,
tí
quien éste
ha
dicho:
ctoma
/