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B. PÉREZ GALDisr -- ,
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fiadas
de
las
de
otl'US
niños,
,porque no
pódia
creer ,
tal
cosa;
pero en, su mente
's'e
asociaba
t\qnel espectáculo
con el
,l'ecuel'da
de
las dos
personitas
á
'quienes Caifás
bahía Ue'vac!.ó
al
/ celnenterio en azules cajas. Ello es ', que
UB,.6 ,
y
otro día
miraba'
con amor
tí
los
pájaros,
del '
. tthtmbre, sintiendo no
verlos
criando les
alejtt-
!
ha
la lluvia. A
'tan rara
'ilusión cohtldbuía
la '
c,ircunstancia de babel' sobre el cementerío de
Ficóbriga
una
gran
al'boleda,
que 'e'ta ,'el
ClllR!–
tel 'general
de' aqtlellos vagabundos,.
Gl€)\ria
l~s
, veía
saHr
de allí en bandadas
y
V'{)i~er
á
la
CJd· -
da de la tarde,
haciendo
gran
ruiqo,
hasta
que,
,rencidos del suefío, callaban dentro
del
~speso
ramaje,
y
el
cementerio
se
quedaba
sin música.
Pero
aquell~
'mañana la
sefíorita
proy_ectaba
sn t risteza
á
-todo lo creado. ,Si pudiera
exist~r
luz negra,
ella sería
el
sol -de
ella.
El ,contra–
seu tido de las palabras no está en /la's ideás,
porque el
mundo
parecíale
alumbradó
con él,
~
negror de
su alma. En
vez de
sonr~ir
ante las
avecillas que
en el
alambre
la esperapan co:mo
siempre,
creyó,ver la
figura
de sus
dos
herma ..
nos muertos , que
se
le
acercaron
tal como
estaban en
las
cajas azules el
día
del
entierro,
amarillos como cera los rostros, tan frescas
aún
las flores de sus coronas
como secas
las de
sus mejillas, cubiertos de blancas vestiduras