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GLORIA '
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ton
revel~se
deseos de abrazar ',el catolicismo, y .
. ' .para que ,la pena ,del reve,reudó' ,pastor de almas
fues.~
niás honda;' ui aun pudo conocer de ,un
modo
cl~ro
'las creencias religiosas del extran:–
jaró, que hablaba siempre en términos genera–
les y-eludiendó su
p'~rsonalidad.
Maravilló ciér–
tam,en~e
á
D. Angel en estas disputas,
estél~iles
por desgracia
par~ . el
aumento de la grey cató- ,
Hca, el
conocimi~nto
ql1e Daniel mostraba de
todos los libros santos, desde el Génesis hasta
el Apocalipsis.
N
o ignoraba lo más selecto de los
Santos Padres,
y
conocía perfectamente
~oda
la ,
polémica religiosa dél presente' siglo y de los
tie,mpos más cercano,s, con las
disppsicione~.
del
Santo Padre, el último Ooncilio
:y
los triunfos
y
pe:rs~c:uc
iOI;les recientes de la Iglesia ' de
Cristo.
/
Mas de tanta erudición, hija de formales es- '
tudios y afición
á
las cosae
divina~,
nada de
r
provecho sacaba el buen
pastor~
lo que le eati–
saba amarguísima pena . .. Ultimamente había
. pensado desistir de su 'empefio, considerando
que Dios elegiría, sin duda, otros caminos
y
.ocasión distinta para
lle~ar
la luz al espíritu (le
aquel hereje.. .
,
, . En cuanto
á
D. Juan de Lantigl1&, si al prin- .
cipio asistió con interés vivo á los diálogos re–
ligiosos, pronto se apartó de ellos, por no
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,
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