Table of Contents Table of Contents
Previous Page  131 / 174 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 131 / 174 Next Page
Page Background

Garcilaso fuente, o perennidad por el estilo y la misión? Eso

es lo que vamos a examinar.

Un sino paradójico acompaña a la obra de Garcilaso du–

rante cuatro siglos. De alguna manera, no es caer en la hagio–

grafía (en especial, durante un Centenario) decir que muere

reconocido, respetado. Seamos realistas, es autor editado

en vida,

La Florida del Inca

(1605),

y dice con elocuencia la

portada «Escrita por Inca Garcilaso de la Vega, capitán de su

Magestad, natural de la gran ciudad del Cozco, cabeza de

los Reynos y provincias del Perú». La reeditan en

1685, 1723,

1829

y

1925.

La traducen al francés cinco veces,

1670, 1707,

1709, 1731, 1735.

Y tantas otras veces al alemán y al flamenco,

1753, 1758, 1794, 1796

y en

1931.

2

En cuanto a

Los Comentarios

Reales,

la Primera Parte, en vida de Garcilaso, en

1609.

La

Segunda Parte, con nombre distinto, en la que trata del «des–

cubrimiento del Perú y como lo ganaron los españoles», en

1617.

Cuando Garcilaso no era más de este mundo. Pero, esta

segunda parte es republicada pronto, en

1722,

la primera y

en

1723,

y luego,

Los Comentarios Rea-

les,

sucesivamente, en

1800, 1829,

y en

1918-20,

con anotaciones del historiador

peruano Horado H. Urteaga. A primera

vista, se trata de un rotundo éxito. El

lector apreciará, no obstante, un vacío,

de

1723

a

1800.

Tiene explicación. En

1782

la admi–

nistración española prohibe

Los

Co–

mentarios...

que pasa por ser una obra

incitadora del indigenismo. Es la sombra

de la gran revuelta de José Gabriel Con–

dorcanqui. Pero, como lo señala Pierre

Duviols, esa Primera Parte, dedicada a

los señores Incas, inspira en el XVIII no–

velas, óperas e inspira a los «filósofos de

la Ilustración, que la leyeron y la aprovecharon. En los Andes

había existido una organización social ejemplar».

3

De ahí lo

de paradójico. El segundo destierro de Garcilaso fue de las

bibliotecas americanas bajo los Virreyes. En el siglo XIX, de

125