Los garcilacistas
Garcilaso: el
Trionfi
de un pensador cusqueño*
Los estudios garcilacistas, entendidos en el sentido que se
entiende los estudios cervantinos, gozan de muy buena
salud.
Los Comentarios Reales
y el propio Garcilaso de la Vega,
su vida, el sentido de su obra, retornan cada cierto tiempo,
regularmente, al debate sobre el destino del Perú. Esa pre–
dilección, en cada ocasión, marca un tiempo peruano, una
estación habría dicho Mariátegui, a menudo una corriente, a
veces a una generación por entero. Cuatro siglos más tarde,
pocos libros son tan comentados como
Los Comentarios
Reales.
Singular vigor, porque el interés que despierta no
concierne únicamente a eruditos e historiadores, lo cual
resultaría, finalmente, fácil de entender. Concierne también a
políticos, a estudiosos de la prosa, de la historia de las ideas,
y últimamente a psicoanalistas. No es de lamentar, todo lo
contrario. Pero no puede dejarse de observar que no so–
lamente
Los Comentarios Reales, La Florida del Inca, sino
la
traducción del poema de León el Hebreo, son centro de
miradas varias, persistentes. Y últimamente, el autor mismo,
Garcilaso, tópico y maraña por descifrar.
* Para Jacob Burckhardt, el gran historiador del Renacimiento, la potencia
económica de las repúblicas italianas en el siglo XV al XVI, es decir, Venecia,
Pisa, Florencia, giran en torno a sus fiestas, que eran numerosas, a los
Trionfi
El concepto abarca procesiones, juegos, celebraciones, la vida social por
entero, en torno a una gloria personal, un gran comerciante, un condotiero
victorioso, un artista, a alguien que su voluntad creativa, llevaba a algo
excepcional. La vida del Renacimiento giraba en torno de los continuos
Trionfi.
La idea sobrepasa a la de fiesta de nuestros días. Venecia, siendo
una ciudad de comerciantes-señoriales, celebraba todo el año,
Trionfis,
o
procesiones alegres y vivaces. Burckhardt hace del
Trionfi
el signo de la
libertad creadora del Renacimiento, y a la vez, el signo de una sociedad
muy rica que no pasó al capitalismo, no se acumulaba. Se gastaba. Cele–
brar a Garcilaso como un
Trionfi
lo sitúa en su tiempo. En el Renacimiento.
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