Libro Nono
Capítulo XIX
E
L AÑO DE MILY
quinientos y sesenta valía un buen
cebón en el Cozco diez pesos; por este tiempo
valen a seis y a siete, y valieran menos si no fuera
por la manteca, que la estiman para curar la sarna
del ganado natural de aquella tierra, y también
porque los españoles, a falta de aceite (por no po–
derlo sacar), guisan de comer con ella los viernes
y la cuaresma; las puercas han sido muy fecundas
en el Perú. El año de mil y quinientos y cincuenta
y ocho, vi dos en la plaza menor del Cozco, con
treinta y dos lechones, que habían parido a diez y
seis cada una; los hijuelos serían de poco más de
treinta días cuando los vi. Estaban tan gordos y
lucios que causaban admiración cómo pudiesen
las madres criar tantos juntos y tenerlos tan bien
mantenidos. A los puercos llaman los indios
cuchi,
y han introducido esta palabra en su lenguaje para
decir puerco, porque oyeron decir a los españoles
((¡coche, coche!»,
cuando les hablaban.
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