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(--

padre publicaba su obra casi un siglo

después de la conquista, ciwndo los

Aymaraes y los Quichuas habían tenido

más

del tiempo preciso para

ingerir

en

sus lenguas ya dominadas, los vocablos

traídos por

el

invasor, tanto

los de España,

cuanto

los que venían arrastrando de las

Islas de Barlovento y

Tierra Firme.

Ni

podía Garcilaso, hijo y vecino del

Cuzco,

atribuir tan

remoto y exótico origen á la

voz

cholo,

si

esta hubiera pertenecido á

una de las dos grandes lenguas del imperio

de los Incas.

El mismo

Bertonio

reconoce que «Los

indios

usan ya de muchos vocablos tomados

de la lengua española, ó porque

no

los

hay en la suya,

o

porque se les

han

pegado

con el

trato

de los españoles.» Y en efecto,

en

le transcurso del

Diccionario

nos

hallamos

con

la palabra

amicu

com–

puesta

con

palabras aymaraes para

significar algo de

a migo

ó amistad. Los

historiadores de Indias denuncian la

corrupción del quichua desde los primeros

días de la Conqui

ta.

Por su parce los Quichuólogos, que

so n españoles, hablan en la parte

castellana de sus Vocabularios , ele

pallar

, chúcaro, caigua, chamelico ,

sin

advemr que

nada de eso es castellano;

bien podrian asimismo no

advertir

que

chulu

no era propiamente aymará,

aunque admitido.

Agustín

de

Zárate

que llegó al

Pení

a

lo muy po

o

años de la conqaisra y

que

publico su historia en

1555,

nora

ya esca

rápida

e irreflexiva

adopción por parce

ele

los peruanos, de los vocablos extran1eros

que

sus conquistadores les

traían

del norte

de la

América

meridional.

He aquí sus palabras.

•En

todas

las provincias del

Pení

había

señores principales que llamaban

en

m

lengua

curaca ,

que es lo mismo que

en

las Islas solían llamar

casique ,

porque

los españoles que fueron á conquistar el

Peni,

como en codas

las palabras y cosas

generales y más

comunes,

iban amos–

trados

de

lo nombres

en que

las Llamaban

de las Islas

de

Sanco Domingo

y an

Juan,

y Cuba, y Tierra Firme clonde habían

64

Entrevi taba a lo artistas que llegaban a la ciudad. En e a época

llegaban todos mis ídolos, y yo iba corriendo y lo entrevistaba.

Despué

fundé un grupo de música llamado Zamandonga, y

hacíamos mú ica afroperua na. Allá nunca la habían e cuchado,

a í que éxito total. De pué de e o o lví a hacer mimo otra vez

en el per onaje que siempre he practicado.

Cuando estuve en Parí había logrado que

Carnaval por

la

vida

fuera en una gira por toda la Alianza Francesas de Parí

y el Festival de Aviñón. Se había consegu ido

30

mil dólare y

todo

los contactos para ello. También algunas fun ciones en

Barcelona, Mad rid , y en Santa Coloma, ciudad hermana de

Villa El Salvador. Cuando vino el veedor de la Alianza Francesa

a Lima,

Carnaval por

la

vida

estaba un poco retaceado, yo ya no

estaba,

ademá el grupo e taba en plena bronca interna, ya se

iba a dividir. Entonces, el veedo r vio ese proceso y no le gu tó

la obra. In formó a Francia que e trataba de un grupo muy

joven, que no estaba todavía para viajar.

e me cae la gira y todo, po rque pen ábamo con todo e e

dinero hacer algo para el grupo. Así que envío a la

financiera

canadiense un proyecto per onal para comprar una casa en

Villa El

al ador. En

1991

me Llaman por teléfono y me dicen:

«Tenemo el pre upue to para el proyecto que has e crito».

Llamo a César E cuza y le digo: «Compadre, ha que comprar».

Él compra lo

terreno , y empieza la con trµ cción de la ca a.

Alcanza olo para el primer pi o de lo que hoy e

la ca a

Vichama.

Dos año de pué me vuel en a ll amar para la siguiente parte

del financiamiento, y en agosto de

1991

no

enimo a Lima

con Diana. En e o me e muere mi papá, y en febrero de

1992

a e inan a María Elena Moyano. Y ahí e terminó la

hi toria de vivir en el Perú, porque despué de la muerte de

María Elena, la amenaza de muerte iba con tra Diana, Cé ar

Escuza, Jhonny Rodríguez, y entonce era una co a alucinante.

Se movían en auro protegido , cada un

tenía un arma.

o otro vi íamo en un departamento de eguridad, en

Miraflores. Era en el pi o

12

de un edificio donde

1

ian

militare , el a cen or se abría en el departamento. A la diez de

la n

he llegaban todo , sin dormir, can ado de e perar el

ataque qu

ender

iba a dar a Villa,

yo abría un cajón: «Ya,

gua rden u pi tola

».

Luego organizaba una ITTan comilona

no pegábamo una tranca fabu lo a . Eran tiemp

de muerte,

no había otra razón, había que

ivir rápidamente. Al día

iguiente te podían matar.

alía en la maña na

temprano de

mi ca a a ver i no habian puesto una bomba debajo del coche

de Diana. Miraba,

decía « o puede er, con qué me voy a

defender i hay alguien esperándome en la puerta». Estábamo

1

co.

Cuando a

inan a María Elena, no dimo cuenta de que

el tiempo romántico e había a abado. u muerte, para mucho

de no otro , fue el fin de una hi toria y el comienzo de algo

oralmente di tinto.

iempre tengo La imagen de que éramo

Co

UIO LO CHOLO EN

a

P ERú