rumba con el teatro , irrespon ablemente. Éramos uno
oñadores.
Por el teatro nos empezamos a pelear con todo el mundo,
hacíamos funci ones de una ola persona, con una tanqueta
afuera, con gente de Sendero. En esa época en Villa empezaba
a extender e
el
terrori mo, más el MRTA, porque en 1989
mucha de la gente con la que había estado militando se va al
MRTA. Algunos habían muerto, a otros los habían llevado
presos. Diana, la cooperante canadien e, ya era mi esposa. Ella
apoyaba mucho el trabajo de María Elena Moyano, inclu o
nuestra casa se convirtió en el centro de funcionamiento de la
Casa de la Mujer, y ahí se formó el núcleo principal de la
Federación Popular de Muj ere de Villa El Salvador (Fepo–
muves). Y yo era
el
artista que hacía todos los e pectácu los
para la federación, y algunas -cosa para Izquierda Unida.
En esa época Barran tes ga na la alcaldía de Lima. Llega Silvio
Rodríguez a cantar a Villa. En 1987 Villa fue declarado Premio
Men ajero de la Paz, luego ganó el Premio Príncipe de Asturia
y el Nobel de la Paz. Había toda una dinámica de movimiento
popular que iba creciendo. En e to años, un de mi mejores
amigos de infancia me dijo: «Compañero, te tienes que ir de
Villa, el partido no te quiere en Villa, ni a ti ni a tu mujer.
Nadie tenía que decirte e to, te lo digo porque has ido mi
amigo. Se tienen que ir porque los va n a matar•. Y empiezan
lo atentados. Ponen una bomba en el Centro de Acopio de
las Mujeres, y comienza una ensación de angu tia y temor,
que se emp ieza a extender, porque el Ejército entraba a Villa
cuando quería, y arrasaba con todo. Me fui a vivir a Miraflore .
Pa aba lo fines de semana en un departamentito de la calle
Bellavista, y de !une a viernes me iba a Villa a trabajar. Después
veo cómo mis compañeros empiezan a tener armas. En 1989
ya había hecho un viaje largo por Canadá y por Europa. Ahí
e da otro quiebre, un momento cuando tomo una deci ión:
en 1990 me fui a vivir a Mo ntrea l, también porque mi
compañera terminó su contrato y quería vol er. Yo no me
quería ir, en alguna parte intuía que e o era abandonar el
proyecto de teatro.
Allá la vida fue la de todos los inmigrante . Me fu¡ hablando
francés, lo que me facilitó bastante la co a . Cuando llego
empiezo a trabajar en lo que había, lavando plato en un
re taurante, la ando auto en un hotel de lujo, irónicamente
con un pintor español que trabajaba para Pren a Latina, y era
reportero. Recuerdo que cuando limpiábamo carro , él me
decía: «Compadre, vamo a er famo os, nos vamos a acorda r
de e tos tiempos•. Y lo vi el año pasado y nos acordamo de
e o tiempo . Me metí luego en la radio comunitaria e hice
un programa en es paño l ll amado Nuestra
América,
donde
pasaba música de Rubén Blade , de il io, de Pablo. Era un
programa cultural. Leía poe ía, hacía comentario . En Lima
había trabajado en radio an Borja con Guillermo Giaco a, y
con él aprendí toda e ta co a de hacer un magací n radial.
VISIONES DE LA MODERNIDAD DF.SDE LO CHOLO
DlCCIONARIO DE PERUANISMOS
Juan de Arona
Cholo: Una
de las
muchas castas que
infestan el Perú; es el resultado
del
cruzamiento entre
el blanco
y
el
indio.
El
cholo
es
tan
peculiar á la costa, como el
indio
á la sierra;
y
aunque
uno
y
otro se
suelen
encontrar en
una
y
otra,
no están
allí
más
que de paso, suspirando por alzar
el vuelo;
el
indio
por volverse á sus
punas
y
á su llama,
y
el
cholo
por bajar á la
costa, á ser diputado, magistrado o
presidente de
la
República; porque, sin
duda por exageración democrática, los
primeros puestos de nuestro escenario
político han estado ocupados
con
frecuencia
por
cholazos
de
tomo
y
lomo.
Es
p11es
t<n
grandísimo error creer que
con
decir
cholo
está designado el pueblo
peruano, como lo
están
en
Méjico
y
Chile
cuando se dice el
lépero
y
el
roto. E! cholo
aquí
no
es
más
que un
individuo
del
pueblo,
ó
de
la
sociedad,
ó
de la política.
El
negro,
el
chino,
el zambo, el
cholo,
el
blanco,
Y
toda
la revuelta
chamuchina
Puede trepar al sol de
un
solo
tranco
Y
dictar
reglamentos...
;de cocina!
Si
de ello te pavoneas,
Descaminado
no
vas
;Oh
cholo!,
porque amarillo
Es
el color
nacional.
POESÍAS PERUANAS
¿Qué
diré
en fin
de
las enormes colas
De cada largo
femenino
eraje
Con
q1ie
las negras
y
las
sucias
chola
Tres varas desalojan ellas solas,
Y
no
pagan derecho de
colaje?
J.
de
A.
(•Las
Aceras.)
Garcilaso,
Com.
R:
•A
los hijos de los
mulatos llaman
cholo ,
es vocablo de
las
islas
de
Barlovento, quiere
decir
perro,
españoles 11san del por infamia
y
vituperio».
En
el
Diccionario Aymará
del Padre
Berronio
hallamcs
chulu
por
mestizo,
pero
chu co,
lo que podría
destruir
la histórica
etimología que
preced~
Pero el cirado
1 (~
63