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Laurita Pacheco

LOS NUEVOS SONIDOS

DE LA MIGRACIÓN

Nació

en

la

región

Arequipa,

en

la provincia del mismo

nombre,

distrito de ocabaya,

en

1985.

Migró

a Lima muy joven,

creció

y vive actualmente

en un

barrio de

an

luan de Lurigancho.

Desarrolla su

don con

el arpa desde los 12 años. Folclori ta,

arpista

y

artista peruana,

en

mayo de

2004,

Laurita

ingresó en

El Libro Guinne de los Récords

por tocar trescientas

melodías

en

arpa por 24 horas ininterrumpidamente.

Es

conocida

como

«La

Reina

del Arpa».

Mi infancia fue, como la de muchos chico , marcada

un poco por la pobreza, ya que éramos una familia de

condición muy humilde. ací y viví en Arequipa hasta

los 15 año , en

el

di trito d e Socabaya. Mi mamá es

una arequip e ña a la que le gu taba mucho la música,

especialmente la música con arpa. A m i papá lo induj o mi

mamá. Ella tenía un primo que tocaba

el

arpa y a quien mi

papá le compró su instrumento que era un arpa con espalda

de lata.

La

verdad a mí nunca me ha

gu

tado

el

huayno. Me

parecía la misma to nad a, yo no entend ía. En esa época no

teníamos ni radio.

La

única mú ica que escuchábamos era la

que tocaba mi papá con

el

arpa o lo que can taba mi mamá

a

capella :

hua inito , boleros, va l e , de todo. Co n mi papá

tocaban los huaynos de entonces, como «El alizal», de Mina

Gonzále y Totito Santa Cruz, los de Ángel Dámaso, los de

Lucio y Tomás Pacheco.

En realidad , yo agarro

el

arpa por necesidad. Todo empezó

a raíz de que mi mamá se o peró y ya no podía trabajar con su

triciclo vendiendo verduras y frutas . Ento nce vimos que los

evento iban muy bien, que cuando se organizaban generaban

ga nancia .

Así,

pensamos: «Si nuestro papá toca arpa y nue tra

mamá canta, ¿po r qué no hacer nosotros también nuestros

propios eve ntos?». Fuimos de local en local con m i mamá

bu cando o portun idad para cantar. Para apoyar, aprendí a tocar

lo timbales. Así, salíamos: mi mamá cantando, mi papá al

arpa y yo en lo timbales y batería. ¿Y para qué? Comenzaron

a contratarnos, no iba bien, ya no dependíamos de la venta

de verduras, entonces pensamos: «Si nos va bien tocando para

otro locales, ¿por qué no mejor hace r nues tra propia peña

folclórica? ».

Comenzamos con un capital ch iqui to, con lo poco que

teníamos alquilamos un local: era como un pequeño basural

que e taba cercado. A este ha ural comenzamos a limpiarlo, a

pintarlo. Un eño r no pre tó plata y logramos cecharlo con

VISIONES DE LA MODERNIDAD DESDE LO CHOLO

MÚSICA POPULAR EN

LIMA

Jo

é

Antonio Llorens

En

el campo

de

los espectáculos, Lima

experimenta

1m

florecimiento

de

los

«coliseos folclóricos» .

Este

tipo

de

locales

se duplica

en número durante

los

años

1950, llegando a funcionar simultánea y

regalarmente

cerca de

15

de

ellos a

mediados de la década

(Cf.

Vivanco

1973:

131 -132).

Se habían

convertido

ya

en

lugares exclusivamente dedicados al

montaje

de

•espectáculos folklóricos•

en

la capital, aunque

en ocasiones

actuaran

en ellos figuras

de

la canción criolla.

Es

durante esos

años

que

la

actividad

de

los

coliseos llega a su punto

más

alto.

A

la

presencia cada vez más numerosa de

un

público identificado

con

estas mani–

festacio nes se

le

suma el hecho de que

comienza a aumentar también

la

cantidad

,

de los propios músicos

andinos

que residen

en

Lima, por ser ellos mismos parte del

contingente

humano que deja

la

sierra

y

se establece

en

la capi tal. Todas

estas

condiciones van propiciando

la

formación

de

un mercado

de

consumo potencial para

los medios de difusión, mercado que se

amp lía a medida que los seccores

migrantes

adquieren los hábitos urbanos

y

se introducen, por

otra

parte,

en

la

economía

Limeña elevando poco a poco sus

niveles adqttisitivos; es decir,

en

su paso

de

«marginales» a «trabajadores terciarios•.

p.

120

En cuanto a la radiodifusión, los

artistas

«folclóricos» descubrieron en pocos

años sus posibilidades

como

medio para

aumentar su popularidad

más

allá de sus

(~

69