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ponder

nac.la,

ó si algo contestaba. no quería firmarlo, reputfin.

tl.ose bajo la exclusiva jurisdicción consular y de su Gobierno

en

'Vashington, prácticamenteex-tcrritorinlizado. Allí, por úl–

timo, aparece que ni pidió libertad bajo de fianza., ni quiso acep–

tarla cuando se le oii·ecía.

En cuailto á las pretendidas crueldades ojcrcidas con Cutting

en su prisión, debo aiiadir que fueron tlestlc entonces coutradi·

ellas satisfactoriamente, no sólo

enel

informe que acabo de exa·

minar, sino también en otras constancias.

J~ntre

ellas figura el

telegrama,

ya.

publicado, que el23 lle Julio me dit'igió elCónsul

.

Escobar

y

Arroeudúriz,

y

en el

cual, después

de

referir que Cut–

ting había ¡·ehusado la libcrtncl bajo de fifl.uza decretada por el

Tribunal Superior,dice lo siguiente:

<tSe ha

maudado abrir

una.

ventana en la sala en que

estr~

el preso,

y

que se leden cincnent:t

centavos diarios pnm su subsistencia, en lugnrde diez que reci·

ben los dcmús presos.» Estos hechos, prescncintlos por el rete.

rido CónsnJ,que reside igualmente en

Pasodel

Norte

y El P<tso,

prueban

que

sialguna.distinción

se

hizo entreCutting

y

los

de–

más encarcelados,fué en favor, no eu contra del primero. Ahora

bien: lo único que pnetlc exigirse deuna nnción, esqueno sujete

en tales casos {,los extranjeros á mayores incomodidades que

{~

los naturales del país,no que tenga.prisiones especiales para. los

cxtraüos, mejores qne las destinadas

á

los suyos.

Suponiendo

que

huUiera cárceles mejores pam los extranje–

ros, muchos de ellos, especialmente los hombres como Cutting,

las eucont1·arían demasiado incómodas

y

aun peligrosas para su

salud. llace ¡>oco que uu ex-oficial del ej6rcito mexicano Jla.

maclo Rafaeli>inal estuvo preso en IJa.1·ello, 'I'exas, y se quejó

{~

esta Secretarií\ de que se le tení;\ encerrado eu nna. especie

de j¡tnla. de hierl'o, frin y malsana., y so le daban malos alimen–

tos.

A

verignallos los hechos, se snpo qne estnUa. en la. misma

cárcel nsalla. para tollos los presos

y

se lodaban los mismos ali–

mentos que á los demás. En consecuencia, el GoUieruo mexi–

cano ya. no insistió en la qnl"ja. que sobl'C esos puntos había

trasmitido en " 'nshiugton al GoiJicmo lle

nl.,

compremlicntlo

que no hay dm·ccho nlguuo pnra e..."igir sobre ol particular tlis–

tinciones cu favor de los extranjeros.

No

¡medopasar nlleln.ute sin referirme

:~ dos

objeciones espe·