Teología Filósofo-Gentílica.
-161
§.
II.
40
En verdad la Naturaleza nada es mas
que la
mera ,
y
desnuda execucion de
las
indefeétibles reglas que se observan en los
naturales movimientos ' de que resulta la
fábrica hermosa del Universo,
y
las particu–
laridades que en sí incluye , segun el deter–
minado fin que el Criador de la materia ,
y
Diétador de estas reglas se propuso en la
creacion de todo~ Quando , pues , hablamos-'
de la Naturaleza , entendemos aquella execu–
·cion de reglas prescritas
á
-la materia, segun
las
que precisamente obra. Si no siempre noin- ·
bramas su Autor ; si omitimos
1
la expresion
de la Deidad , es s9lo explicar los atributos
de su sabiduría ,
y
poder en
la
ordena–
cion
de
este mundo ,
ó
es solo mudar
su
· nombre, no- excluir la Divinidad. Esto aun los
!Ilismos Ge~tiles lo conocieron. Proclamamos,
dice Séneca ,
á
la Naturaleza en los benefi-
Tom.II.L
c1os
ínotus ejus finitos ·,
&
requabiles , omniaque ratis ordinibus
moderata , immutabilique constantia , intelligere inesse ali–
quem
non
solum habitatorem in hac crelesti ac
divina
domo,,
sed etiam reétorem ,
&
moderatorem ,
&
tamquam architec–
tum tanti operis,
tantique
muner.is.Cicero de Natur.
Deorum,
n.
3
2.
cum seqq.