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políticos el dia 12 de Noviembre de 1857, de_resultas de la
dis–
pepsia
que sufria haci a tantos años y que contribuyó, segun
algunos, á que cometiera en las provincias argentinas y despues
en el sitio de Montevideo, algunos de los actos que le hemos
censurado cumpliendo nuestro deber como cronistas verídicos;
y el año
~8
se produce e l hecho de Quinteros, donde fueron fu–
silados varios jefes de la revolucion.
Sin que dejemos de condenar tambien, como condenamos
abiertamente, tanto este, como cualquier otro hecho sangriento,
cométalo quien lo cometa, juzgándolo siempre impolítico é
inhumano-estamos en el deber sin embargo d e dejar estable–
cida la rigurosa verdad histórica, dándole á cada cual la res–
ponsabilidad que le corresponde.
Despues de la terminacion del sitio de Montevideo puede
afirmarse con verdadera propiedad, que el partido Nacional no
se encontró dirigiendo el gobierno, en absoluto, sino hasta e
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año 60, que ascendió á la Presidencia de la República el ciuda.
dano D. Bernardo Berro, y aun est e mismo no gobernó exclu–
sivamente ·con su partido sino hasta despues de l a revolucion
del General Flores, el año 63, pues hasta entonces habia mu –
chísimos colorados en Ja administracion ocupando puestos es–
pectables, pudiéndose citar entr e otros á los Dres. H errera y
Obes, Magariños Cervantes, Santiago Vazquez, Is aac Tezanos,
etc, etc, que renunciaron algunos de sus puestos al producirse
aquel hecho.
Los
<l emas gobiernos durante este periodo d e años, sin
excepcion h echa d e la Presidencia del Sr. Giró, que no duró
mas que meses, fu e ron formados por blancos y
colorados,
dominando estos últimos en casi todos ellos .
En estas condiciones, pues, se hallaba tambien el gobierno
de Pereira: hab ía b lancos en él, pero tamb ien babia colorados,
y precisamente á este partido pertenecían
los principales
hombr es, empezando por el mismo Presidente, como ya lo
hemos d icho.
El que hacia la
r evolucion no era el partido
colorado
propiamente, sino e l partido conservador, e ncabezado aho ra
por el General César Di az, uno de los personajes mas cons–
pícuos de est e partido, y otros jefes que se habían afiliado
á última hora. El General Flores, riverista
p'ur sang,
colo–
rado ultra, no
tomó parte en
la
con ti enda, y
el General
Medina, riverista y colorado tambien, aunque afiliado enton-
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