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tinas, no procedieron en varios casos, particularmente en este

último punto, con cierta crueldad y saña contra sus enemigos,

seria negar la realidad, que ni la pasion, ó la obcecacion y fana–

tismo político podrían disculpar.

Pero esa crueldad, apesar d e ser tal, tiene su atenuacion por

los ódios inmensos y las pasiones vehementes que existian

entre ambos bandos en la época en que se consumara, ódios

provenientes de raza y por la intervencion estrangera en la

cuestion de política interna, y en venganza de represalias y

venganzas de otras represalias y venganzas que se habian

venido encadenando unas tras otras desde el orígen de los

partidos tradicionales .

Tan fuertes han sido esos ódios y esas pasiones, que no

solamente transformaron entonces

á

aquellos hombres, con -

virtiéndolos en muchos casos peor que fieras salvajes, pero

procediendo, sin embargo, en la creencia que obraban justicie–

ramente; sino que hasta hoy existen muchos hombres jóvenes

que alimentan todavia, a unque no tan bravamente, aquellas

ideas de esterminio y de crue ldad.

Todo lo' que se diga en contra d e lo que afirmamos solo

puede responder

á

la parcialidad exagerada que es siempre

el criterio mas perjudicial para averiguar la verdad histórica.

Al año siguiente de haber te rminado la guerra grande se

llamó al país

á

elecciones para constituir el gobierno, siendo

electo Presidente de la República el ciudadano D. Juan Fran–

cisco Giró, perteneciente al partido blanco; empezando desde

esta época una série de r evoluciones en el país que trajo

como una consecuencia dolorosa el hecho d el paso de Quin–

teros.

En efecto, el partido conservador siempre inquieto y aspi–

rante, descontento con la política nacional iniciada por el

señor Giró en su gobierno desde el primer dia que ascendió

al poder, empezó

á

conspirar en seguida, concluyendo por

hacerle la revolucion y derrocarlo el dia 18 de Julio de 1853,

á

las cuatro meses de haberse recibido de la presidencia estando

las tropas en una

pa~ada

que se hacia para conmemorar la

Jura de la Constitucion.

Ese dia, el batallan de línea del Coronel Leon Pallejas, que

formaba parte de la parada y que estaba con los revoluciona–

rios, fusiló impunemente

á

la Guardia Nacional, defensora