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y vitales deberes. Pero, cuando su descenso no es simplemente
el
efecto de
convulsiones intestii:as 6 de ataques exteriores, cuando viene
acompañado de
Circunstancias especiales, cuando para obtenerlo han sido holladas la indepen·
dencia y dignidad del pais libre que preside, cuando á este mismo repíobado
objeto se han puesto en ej ecucion medios
inicuos de alevosia y
perfidia, in–
compatibles con las reglas mas sagradas del derecho internacional, únicas pro–
tectoras de la soberanía de los pueblos, cuando estos escándalos
son debidos
á los atentados de alguna nacion poderosa que conoce acabadamente lo que
se debe á si misma, y lo que debe á las otras; cuando esta, despreciando todo
el respeto y coniideracion que es debida, sin mas razon que la fuerza, y si n
mas apoyo que el poder, aja
y
humilla, sin previa provocacion, á un estado
ind.ependien te, entonces los débiles deben convertir en alarma la justa
espec·
tacion motivada por injustas agresiones de que á
su vez pueden tambien ser
victimas; y los fuertes en una saludable irritacion,
al ver borrados los inmu·
tables principios que ellos veneran,
y
contrariando el voto y
la moral que
las naciones y la justicia universal h an
sancionado. Escándalos tamaños, que
ofenden la civilizacion de la presrnte época y dan en tierra con el bienestar
de las sociedades humanas, deben encontrar en todo el mundo una incontras .
table barrera despues de conocidos. P onerlos en claro es el objeto
de este
manifiesto, sin que anime al que lo firma otro sentimiento que el que le ins·
pira el amor á su patria, indigna é injustamente ofendida por los Agentes de
la Francia. Los documentos agregados, las consideracíones que de ellos pueden
deducirse,
y
la no.toriedad de los mismos hechos, son el mas inequívoco com·
probante de la incontrastable verdad con que se propone dirigirse á los habi"
tantes todos del viejo y nuevo mundo, bien persuadido que su manífestacion
no podrá ser contradicha ni por
los mismos Agentes, cuya conducta pública
vá á poner en claridad, ni por los rebeldes que, degradando el nombre ame -
ricano á que
pertenecen, se han manchado con los enormes crímenes que
acompañan su negra traicion.
• Agitado el Estado Oriental del Uruguay por una rebelion.
encabezada
por un h ijo indigno del mismo desde Julio de 1836, babia conseguido el
Gobierno, ayudado del pronunciamiento espontaneo de los habitantes,
y
de
l os generosos oficios de la R epública ArgeRtina, sino
triunfar completamente,
hacer conocer al menos que la
constitucion y
las leyes
eran
respetadas y
sostenidas por
la n acion que quiso dárselas,
y que era una empresa sino
imposible á lo menos costosa, colocar en lugar de ellas la osada ambicion de
un rebelde.
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Lucb ábase con diverso suceso, cuando por desgracia aparecieron en las
aguas del Plata las fuerzas navales de S. M. el Rey de los Franceses, con
los fin gidos pretestos de que se hallan
todos impuestos por documentos que
han visto la luz pública. Y aunque por lo pronto en los negocios del Esta.
do Oriental no se notó otra diferencia síno un tono mas descomedido que el
elevado y exigente que h asta entonces b abia usado en sus relaciones el Con .
sul de Francia en Montevideo, D . Ramon Baradére, desde que uu golpe de
fortuna sacó de la débil posicion en que se hallaba el caudillo de la revolu-
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