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Si costaron incruentos sacrificios y dieron al país días de

dolor y de verguenza, no han alcanzado en su marcha, ni

á

suprimir la prepotencia brutal de la fuerza, ni

á

afianzar el

reinado de las instituciones, ni

á

garantir siquiera el libre

ejercicio de los derechos cívicos. Es el mejor anatema, justi–

ciero é imparcial, que ha de espresar, quizá.s dentro de poco '

el juicio severo de la historia al pronunciar el fallo de la

posteridad sobre los menguados actos de la vieja tradicion

partidista.

Despues de vários encuentros parciales entre las fuerzas

adictas al Gobierno y las que seguían al General Rivera, se

encontraron los dos ejércitos el 19 de Setiembre de 1836 en el

arroyo Carpintería, donde tuvo lugar un encarnizado combate

en el cual fueron completamente derrotadas y deshechas las

fuerzas revolucionarias, viéndose obligado su jefe á emigrar

al Brasil, en cuyas fronteras se mantuvo, empezando de nuevo

á

reunir á sus parciales para intentar otra vez la guerra á la

autoridad del país.

A mediados de Mayo de 1837, invade el General Rivera el

territorio oriental al frente de unos mil hombres, armados en

su mayor parte por sus amigos de la provincia de Río Grande,

y atravesando el Río Cuareim por el paso de Bautista. Escusa–

do es decir que militaban muchos argentinos en las filas de los

invasores y que el General Lavalle no tardó en incorporarse

á ellas.

Así se mantuvo en el país, hasta que poco tiempo despues,

el 22 de Agosto del mismo año, se efectuó la batalla de Yucu–

tujá, de cuyo resultado dió cuenta el General Oribe al Presi–

dente del Senado en ejercicio del P. E. en aquel célebre parte,

donde comunicaba el hecho en estos lacónicos pero espresivos

términos: «Participo á V. E. que en el día de hoy, he sido

completamente derrotado por el enemigo. ))

Obtenido este triunfo, el General Rivera se acercó con sus

tropas á la frontera del Brasil, permitiendo la reunían que se

efectuó del General Oribe con la columna mandada por su

hermano el General

D.

Ignacio y dando el tiempo para que las

fuerzas legales se repusiesen del descalabro sufrido y se orga–

nizasen bien.

Cuando

tuvo Rivera conocimiento de la incorporacion y

organizacion de las tropas constitucionales, resolvió fraccionar

su gente en varios escuadrones, para que

al

verse hostilizado