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mentirme y dar con su desmentido una prueba de la intolerancia del Gobierno

de aquel eminente ciudadano cuando yo asevero aqui que, en mas de una oca–

sion durante la guerra de Flores, fué invitado á tomar parte en las resolucio–

nes de trascendencia y hacer oir su voz de consejero esperimentado.

Yo invito á comparecer al Dr. D. Alejandro Magariños Cervantes, Minis–

tro del mismo Batlle, ciudadano notable, correligionario político de Vd. y

del Sr. H errera y Obes; yo lo invito para que declare que era intolerante y

poco honorable el Gobierno de Berro cuando él era su Fiscal, vale decir, su

Consejero Oficial.

Y á la par de estos ciudadanos que he citado, podria nombrar

algunos

cientos

del mismo color político que hacian parte de aquella administracion

«

impuesta al país

á

sangre y fuego y que daba motivo á la invasion de

Flores por sus persecuciones y por la

pro~cripcion

á que condenaba á sus

adversarios políticos.>

~

Lo que dejo pintado á grandes rasgos, omitiendo algunos de sus méritos

esenciales que no es del caso recordar, ese era el

Gobierno de Berro cuando

hiºzo su invasion Flores.

• ¿A dónde está, repito, la similitud con

el

de Batlle al

iniciar Aparicio

la R evolucion actual?

• Ustedes los que rodearon á Flores para derrocar ese Gobierno de Berro,

son los que me h an dado su propia o¡iinion para declararlo

tolerante

y

hon–

rado.-

Ustedes los que sostienen al Gobierno de Batlle son los que me van

á dar su propia opinion para calificar á este.

»

Fotografiándolo, sin duda c:on exactitud, Vds. llegaron hasta decir, con

pruebas en la mano,-que abrogó el acto de mas desvergonzada tirania, que

el Gobierno de Batlle era una

cueva de ladrones.

»

Gare

á

la poche,

decia la pluma mas espiritual de

El S ig lo.

• En cuando á testimonio de

honradez,

basta me parece, esa patente por

Vds. espedida y de que no se libró el Gobierno aludido sino, como he dicho,

echando fuera del pais á sus

insignes calumniadores,

á cuyas pruebas sin

embargo tuvo miedo.

>

En cuanto á su

tolerancia,

de buena fé le ruego, Dr. Ramirez, que me

la detalle. ¿ Cual era su tolerancia con los blancos, y si no con los blancos,

que al fin y al cabo son unos pobres diablos que no merecen tal favor, al

menos cor: Vds. mismos

?

• Con los blancos ha sido tal, que el serlo era considerado motivo bastan–

te por si solo para que se les asesinase en las calles, y en los campos y en

sus casas, á tal punto, que el mismo Goyo Suarez, admirémonos, tuvo en

cierta ocasion que pasar notas y órdenes diciendo

basta de sangre inocente.

No digo ya que se les hubiera dado participacion en la cosa pública,

á

ello

se oponia el célebre programa •gobernaré con mi partido y

para mi

partido,~

y además, eso de dar participacion al adversario político en la administracion

pública,

son cosas de blancos,

de que se rien los colorados-pero

ni

siquiera

se les respetaba en sus mas inalienables bienes, en las garantias mas triviales