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chos y muy dignos compatriotas, la idea de inaugurar un porvenir mejor para

nuestra afligida patria.

>

Entre los muchos

testimonios que

á

ese respecto podría yo aducir, se

halla la c::rta que transcribo en seguida, porque ella no puede ser ya un

misterio, cuando la bandera que

simboliza tan

legítimos propósitos, ha sido

resueltamente enarbolada por un núcleo de generosos jóvenes, bastante enérgi–

cos para condenar sus errores de

la víspera y bastante dignos para iniciar

una cruzada de redencion.

>

He aquí la carta

á

que me refiero :

• Paysandú, Junio 3 de 1870.

Sr. Coronel D . Belisario Estomóa.

• Mi compatriota y amigo:

• No me fué posible contestar

á

su muy estimada carta de fecha 8 de

Marzo de 1870, porque en momentos de marcha vino á mi poder.

• Como un recuerdo precioso de nuestra

relacion y de los altos intereses

nacionales que esta nos hizo

tratar juntos, guardo su precitada epístola y es

llegado el tiempo de probarle que por mi parte no he omitido esfuerzos para

la consecucion de los grandes fines que entonces nos propusimos.

• Si espírih1s mezquinos y almas estraviadas se nos oponen, puedo asegu·

rarle desde lo íntimo de mi corazon, que el gran trabajo de salvar la Repú–

blica

á

despecho de los malvados que nutre en su seno, encontrarán nuestras

manos unidas con el símbolo santo de la redencion Oriental. Nuestra religion

política se llama

Repúóli'ca.

Nuestra divisa

Union, L ibertad

y

Fraternidad.

• Entre los caudillos de todas las fracciones, encontraremos muchos obceca–

dos, con ambicion de mando, título y grados¡ pero aunando nuestros esfuer–

zos, les opondremos nuestro desinterés y patriotismo, trataremos de couvencer

á los que quieran leer en nuestros corazones, y solo declararemos enemigos

á

los empecinado

que quieran la ruina de la patTia y el esterminio de nues–

tra nacionalid<.1d, que habremos jurado salvar cueste Jo que cueste. Así de–

mo In.remos á las naciones estrangeras que buscan con a ombro los móviles

de nuestra mortal y eterna contienda, que no hemos caído en la barbarie con

que se ha pretendido caracterizarnos

á

sus ojos.

u antes citada carta, conocida del General Caraballo y Suarez, le ha cap–

tado

á

d. las

impatias de mis muchos amigos.

>

En fin, 1\Ioré, nue tro buen

amigo y mejor compatriota, que es

el

con·

ductor de la pre ente, dará

á

Vd. pormenores que por su estension no puedo

consignar en esta carta.

• Concluyo mi querido compaBero y amigo Belisario, haciendo votos

por

que nue tros e fuerzos y empeBus sean

coronados con la felicidad de este

pai , cuyo uelo ha sido tanta

vece

regado con la sangre de sus hijos, y me

complazco en darle

á

la distancia un fraternal abrazo, mientras espero el dia